Nacida en San Francisco (California, Estados Unidos) en 1907, la catalana Maria Branyas Morera hizo historia al convertirse durante unos meses en la mujer más longeva del mundo. Falleció en agosto de 2024, pero todos los medios de comunicación catalanes, españoles e internacionales se hicieron eco de la historia impresionante de la señora de Olot. Se puso el foco en aspectos como la edad cronológica o los estudios genéticos, entre otros. Pero lo que despertó más interés fue la dieta que seguía Branyas. Desayunos secretos, alimentos poco comunes, combinaciones inverosímiles de productos...

El alimento que comía María Branyas y que ahora todo el mundo pide

A raíz de su muerte, investigadores del sector médico y nutricional quisieron entender qué había detrás de aquella salud tan excepcional. Lo que más sorprendió a los especialistas fue el estado de su microbiota intestinal, que, según un equipo de investigación de Girona, recordaba más a la de una persona joven que a la de una mujer de más de cien años. Este descubrimiento abrió un debate interesante sobre la relación entre la dieta, las bacterias intestinales y la longevidad.

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Branyas consumía yogures casi a diario / Foto: Pixabay

Uno de los hábitos que más llamó la atención de los investigadores fue su consumo constante de yogures de una cooperativa de la Garrotxa. Estos productos, elaborados de manera artesanal y con leche de origen local, formaban parte de su alimentación diaria. Aunque no se puede afirmar que los yogures fueran responsables directos de su larga vida, los científicos señalan que los probióticos y los lácteos fermentados podrían haber contribuido a mantener una flora intestinal equilibrada y, en consecuencia, un estado de salud óptimo.

Uno de los hábitos que más llamó la atención de los investigadores fue su consumo constante de yogures de una cooperativa de la Garrotxa. Estos productos, elaborados de manera artesanal y con leche de origen local, formaban parte de su alimentación diaria.

Un estudio científico dispara la demanda de yogures

A partir de la difusión de este estudio, la demanda de estos yogures ha crecido de manera desmesurada. Cientos de consumidores quisieron probar el producto “milagroso” asociado a Branyas, lo que desbordó a la pequeña empresa local. Los responsables de la cooperativa admitieron que nunca habrían imaginado una respuesta tan masiva y que la historia de la abuela centenaria había tenido más impacto que cualquier campaña publicitaria. Aun así, los expertos insisten en que la longevidad no depende de un único alimento. El estilo de vida de Branyas —basado en la dieta mediterránea, el contacto con la naturaleza, la calma y unos hábitos regulares— probablemente tuvo un papel mucho más relevante. Los yogures podrían haber sido solo una pieza más dentro de un conjunto equilibrado y sencillo, un reflejo de una manera de entender la vida pausada y coherente con su entorno.