El pescado en lata es uno de esos ingredientes humildes que a menudo pasan desapercibidos, pero que esconden un potencial enorme en cualquier despensa. Económico, duradero y muy versátil, este producto se ha convertido en un aliado perfecto tanto para quienes cocinan a diario como para quienes buscan soluciones rápidas y saludables sin complicarse demasiado. Sardinas, atún, caballa, mejillones o anchoas forman parte de una oferta variada que puede resolver desde una cena improvisada hasta un plato elaborado. Sin embargo, no todos los productos en conserva son iguales, y es importante saber qué marcas o tipos valen la pena, cuáles conviene evitar y cómo darles nueva vida en la cocina sin caer en la monotonía.

Guía práctica del pescado en lata

Lo primero que debemos observar al elegir pescado en conserva es la calidad del producto y el tipo de líquido en el que viene conservado. Siempre que sea posible, es preferible optar por opciones en aceite de oliva virgen extra antes que en aceite vegetal refinado. Aunque puedan ser un poco más caras, estas conservas suelen tener un sabor más auténtico y mejores propiedades nutricionales. También es importante revisar el contenido de sal: algunas latas contienen cantidades excesivas, así que si estás controlando tu sodio, busca las versiones bajas en sal o en agua.

Un alimento con mucha historia / Foto: Unsplash
Un alimento con mucha historia / Foto: Unsplash

Otro detalle a tener en cuenta es el tipo de pescado. Las sardinas y la caballa, por ejemplo, son ricas en omega-3, sostenibles y muy sabrosas. El atún, aunque muy popular, ha recibido críticas por temas de sobrepesca y contenido de mercurio, por lo que se recomienda consumirlo con moderación y elegir variedades como el bonito del norte o el atún claro con certificaciones sostenibles.

Y ahora viene la parte divertida: cómo no aburrirte. El error más común con el pescado en lata es encasillarlo en ensaladas o bocadillos sin variar. Pero con un poco de creatividad, puedes hacer mucho más. Prueba a preparar unas albóndigas de atún con perejil y ajo, un revuelto de huevos con sardinas, una pasta con caballa y tomate seco o incluso unas tostadas con anchoas, aguacate y limón. También puedes mezclarlo con legumbres, como un potaje de garbanzos y mejillones, o añadirlo a un arroz tipo paella exprés.

Caballa / Foto: Unsplash
Caballa / Foto: Unsplash

El pescado en conserva es mucho más que una opción de emergencia. Con una buena elección de producto y un poco de imaginación, puede convertirse en un ingrediente estrella: nutritivo, sabroso y muy versátil. Solo necesitas mirar más allá de la lata y del bocadillo de siempre.