Quien haya probado aceite de oliva virgen extra a lo largo del año habrá notado que su sabor no siempre es el mismo. Especialmente en verano, cuando las temperaturas suben y el calor aprieta, el aceite puede presentar cambios sutiles pero evidentes en su aroma, sabor e incluso textura. Esto no significa que esté en mal estado ni que haya perdido propiedades, sino que se trata de una reacción natural del producto ante los factores ambientales. Y es que el aceite de oliva virgen extra, a diferencia de otros productos refinados, sigue “vivo” incluso una vez embotellado, y responde a la luz, el calor y el paso del tiempo. Por eso, cuando llega el verano, muchos consumidores se sorprenden al notar un gusto más plano o incluso algo rancio en su aceite habitual, cuando en realidad ese cambio tiene explicaciones técnicas que conviene conocer para evitar sustos innecesarios y, sobre todo, para aprender a conservar este oro líquido en las mejores condiciones.

Por qué el aceite de oliva virgen extra cambia de sabor en verano

El principal culpable de esta alteración es el calor, que acelera los procesos de oxidación del aceite. Cuando un aceite de oliva virgen extra se expone a temperaturas elevadas de forma continuada, algo habitual si se almacena en una cocina cálida o se deja cerca de una ventana, sus componentes se degradan más rápidamente. Esto afecta especialmente a los polifenoles, que son los responsables de su sabor intenso, de su amargor característico y de sus propiedades antioxidantes. Además, la luz solar directa también daña el aceite, especialmente si está en botellas transparentes, ya que la luz activa reacciones químicas que deterioran sus cualidades organolépticas. Es por eso que muchos aceites se envasan en botellas oscuras, que protegen el contenido de estas agresiones externas.

Las altas temperaturas afectan a su conversación / Foto: Unsplash
Las altas temperaturas afectan a su conservación / Foto: Unsplash

Otro detalle importante es que el aceite de oliva, al igual que el vino, evoluciona con el tiempo. Incluso bien conservado, pierde intensidad de sabor a medida que pasan los meses, sobre todo si ha sido elaborado al comienzo de la campaña. En verano, cuando las temperaturas actúan como catalizador del envejecimiento, esta pérdida de frescura se nota más. Por eso, lo ideal es guardar el aceite en un lugar fresco, oscuro y alejado de fuentes de calor, como puede ser una despensa o un armario interior.

El aceite evoluciona con el tiempo, perdiendo sabor a medida que pasan los meses

La sensación de que en verano no sabe igual es una realidad / Foto: Unsplash
La sensación de que en verano no sabe igual es una realidad / Foto: Unsplash

Si notas que tu aceite de oliva virgen extra no sabe igual en verano, no estás imaginando cosas: el calor, la luz y el paso del tiempo son enemigos naturales de este producto. Pero con una buena conservación y eligiendo aceites de calidad recién elaborados, puedes seguir disfrutando de su sabor único incluso en los días más calurosos del año.

Este artículo ha sido elaborado con la ayuda de ChatGPT y supervisado por un periodista de Elnacional.cat.