El proyecto Gastrosàvies nace en el marco del reconocimiento de Cataluña como Región Mundial de la Gastronomía 2025, con un propósito tan claro como emocionante: preservar y transmitir la cocina tradicional catalana a las futuras generaciones. Esta iniciativa, impulsada con el apoyo de la Fundació Alícia, busca recoger y documentar las recetas de las mujeres mayores de todo el territorio, las verdaderas depositarias de un saber que no se aprende en los libros, sino en las cocinas familiares, entre ollas, fogones y recuerdos.
Escarola con romesco al estilo de la abuela
El proyecto se construye a partir de la búsqueda de las llamadas Gastrosàvies, mujeres que han vivido y cocinado toda una vida, y que ahora comparten sus recetas cotidianas en talleres, charlas y ponencias para mantener viva la memoria gastronómica de nuestro país. Mantener estas recetas no solo significa conservar un patrimonio culinario incalculable, sino también conectarnos con nuestras raíces y reivindicar el papel esencial que las abuelas han tenido en la transmisión cultural. Dar voz a estas mujeres genera orgullo y autoestima colectiva, además de revalorizar la cocina casera como un elemento clave de la identidad catalana.
Un precioso ejemplo de este espíritu lo encontramos en L’Espluga de Francolí, entre los paisajes de piedra seca que caracterizan el territorio. Allí nos espera Maria Àngela Anguera Andreu, miembro del grupo de informadoras del Museu Terra, una mujer que habla con pasión de cocina, producto y territorio, y que nos recuerda la importancia de no perder los orígenes. En el vídeo que acompaña esta receta, Maria Àngela rinde homenaje a todas aquellas mujeres que, en tiempos difíciles, mantuvieron viva la llama de la cocina catalana, transformando ingredientes humildes en platos llenos de sabor, ingenio y memoria.
El proyecto se construye a partir de la búsqueda de las llamadas Gastrosàvies
Para la ocasión, nuestra gastrosabia prepara una escarola con romesco, un plato sencillo y lleno de alma, perfecto para compartir en familia. La receta combina la frescura de la escarola con la intensidad del romesco casero, elaborado con pimiento choricero, almendras, ajos, pimentón, aceite de oliva virgen extra, vinagre y un toque de guindilla. A este conjunto se le añaden bacalao, butifarra blanca y negra, aceitunas negras y unas hojas de menta fresca, que aportan un aroma inconfundible y un contraste delicioso.
El resultado es uno de esos platos que transportan directamente a las cocinas de antes, donde el tiempo parecía detenerse y cada elaboración contaba una historia. Esta escarola con romesco al estilo de la abuela no es solo una receta: es un acto de memoria y gratitud, un homenaje a nuestras raíces y una prueba viva de que la mejor gastronomía no siempre nace de los grandes restaurantes, sino del saber acumulado de nuestras abuelas, que hicieron de cada comida un gesto de amor y de resistencia cultural.