Hay bocadillos que nacen de la improvisación y terminan convirtiéndose en auténticas obras maestras. Y eso es exactamente lo que ha pasado con la creación del cocinero catalán @arnaumchef9, que en un vídeo viral en Instagram muestra cómo una idea de tartar de longaniza terminó derivando en algo mucho más goloso: un bocata de longaniza con huevos fritos que está arrasando en redes. Su historia empieza con un experimento culinario y acaba siendo un homenaje a la cocina catalana más canalla, con una presentación que entra por los ojos y un sabor que, según sus seguidores, “te deja sin palabras”.
El bocata de longaniza que no te esperas
La receta tiene una base tan sencilla como deliciosa. Arnau parte de una longaniza o fuet, a la que retira la piel y corta en pequeños dados, casi como si fuera atún o solomillo para tartar. A esta carne curada le añade cebolla tierna finamente picada, y aquí empieza el punto de creatividad: un aliño de aceite de oliva virgen extra, tabasco, mostaza y salsa Perrins, que le da un toque ahumado, picante y adictivo. Lo mezcla todo con mimo hasta obtener una textura jugosa y perfectamente equilibrada, un tartar en toda regla, pero con alma catalana y carácter casero.

El resultado, por sí solo, ya sería espectacular, pero el chef decide llevarlo más allá. En lugar de servirlo en plato, lo convierte en un bocadillo gourmet con pan brioche, ese tipo de pan ligeramente dulce y esponjoso que contrasta con la potencia de la longaniza. Lo dora con mantequilla en la sartén hasta que queda crujiente por fuera y tierno por dentro, lo rellena con el tartar y lo corona con dos huevos fritos de yema brillante y borde crujiente. Una combinación que recuerda a los mejores desayunos de montaña, pero con una vuelta moderna y provocadora.
En lugar de servirlo en plato, lo convierte en un bocadillo gourmet con pan brioche
El propio Arnau confiesa en el vídeo que “la receta se me fue de las manos”, pero a juzgar por los comentarios de sus seguidores, nadie se queja. De hecho, muchos aplauden que haya conseguido darle una nueva vida a un producto tan humilde y tradicional como la longaniza, sin perder su esencia. Este tipo de recetas son un ejemplo perfecto de cómo la gastronomía catalana combina ingenio, producto local y sentido del humor.
Y aunque parezca una locura, este bocadillo demuestra que la creatividad también se come entre pan y pan. Un guiño a la cocina de aprovechamiento, al gusto por lo de siempre y al placer de reinventarlo todo con un toque atrevido. Porque si algo deja claro este bocata de longaniza es que, a veces, las mejores ideas nacen cuando uno se deja llevar por el antojo.