Cuando llega el buen tiempo, pocas cosas nos gustan más que reunirnos con amigos o familia en torno a una barbacoa. El aroma de la carne asándose, el chisporroteo de las brasas y el ambiente relajado hacen que este plan sea uno de los favoritos del verano. Pero para que una barbacoa pase de ser simplemente buena a verdaderamente memorable, hay ciertos detalles que marcan la diferencia. Los chefs lo saben y aplican una serie de trucos que pueden parecer pequeños, pero que cambian por completo el resultado final. Si quieres convertirte en el rey de las brasas, atento a estas claves que te convertirán en un auténtico maestro parrillero y harán que todos quieran repetir en tu próxima barbacoa.

Los 5 trucos que te convertirán en el rey de las barbacoas

Vemos algunos de los trucos más importantes, aunque hay más factores que influyen en el resultado final, pero para nosotros estos son los 5 imprescindibles.

Calcula bien la carne que necesitas

Para que el plan salga redondo, hay que empezar por lo básico: saber cuántos invitados vas a tener. Aunque no sea una cifra exacta, tener una estimación te permitirá calcular bien la cantidad de carne. Se recomienda una media de 350-400 gramos por persona, distribuidos entre embutidos, carnes grasas y cortes magros. Por ejemplo, para diez personas necesitarás entre 3,5 y 4 kilos de carne. Un reparto equilibrado evita que falte comida o que sobre en exceso.

Se necesitan entre 350 y 400 gramos de carne por persona / Foto: Unsplash

Espera a que las brasas estén en su punto

Uno de los errores más comunes en las barbacoas es tener prisa. Las brasas perfectas no se improvisan. Lo fundamental es respetar tres cosas: paciencia, distancia y tiempo. La carne debe colocarse sobre brasas ya maduras, de color blanquecino o grisáceo, nunca cuando aún hay llamas vivas. Además, la parrilla debe situarse a la distancia adecuada: ni muy cerca (para evitar que se queme por fuera), ni tan lejos que se reseque. Cocinar despacio es la clave para que la carne quede jugosa, tierna y con un asado uniforme.

Elige bien la fuente de calor

Otro aspecto que marca la diferencia es el tipo de combustible que usas. Si no tienes mucha experiencia, lo mejor es optar por carbón vegetal, que ofrece una fuente de calor más estable y predecible. Lo importante es evitar llamaradas inesperadas que puedan quemar la carne por fuera sin cocinarla por dentro. Si vas a usar leña, conviene preparar brasas aparte y alimentarlas poco a poco, manteniendo así el fuego a raya.

El control de las brasas es esencial para el punto de la carne / Foto: Unsplash

No descuides la seguridad

Aunque muchos se olvidan de ello, la seguridad es esencial. Tener a mano unas pinzas largas, guantes resistentes al calor, una gorra para el sol y un vaporizador con agua puede marcar la diferencia. No solo te facilitará el trabajo, sino que evitarás accidentes que pueden arruinar el día. 

La carne también se prepara

Pero no menos importante, está la preparación de la carne. No basta con sacarla del envase y ponerla en las brasas. Lo ideal es sacarla de la nevera al menos una hora antes, para que pierda el frío y se ase de forma uniforme. Tampoco la pongas sobre las brasas directamente: deja que tome temperatura cerca, pero sin contacto directo. Si quieres subir el nivel, aromatízala con hierbas como tomillo o romero colocándolas en los bordes de la parrilla. Este detalle sencillo añade un sabor extra que todos recordarán.