"Esta semana me he preguntado por qué hay tanta gente en Catalunya que habla tan mal de la cultura catalana o de los catalanes, en general", plantea Luciana Cassinelli, una reconocida repostera que actualmente vive en Barcelona. La joven se mudó a la capital catalana hace ya 3 o 4 años y ha decidido explicar su perspectiva sobre el catalán porque, según expone, le da "rabia". "Si estoy aquí pienso que me tengo que adaptar un poco a esta cultura que me está acogiendo", asegura, en un contexto como el actual, con reiteradas y constantes denuncias de catalanofobia.
"Me he esforzado en aprender catalán, he hecho los cursos que el Ayuntamiento te ofrece gratuitamente, he hecho el 1, el 2 y el 3, y superbién", explica Cassinelli, que defiende que si ha venido a vivir a Catalunya, le toca adaptarse a la cultura de aquí. "Me están acogiendo, no me dicen "ven, quédate aquí, por favor". Nadie me está pidiendo que me quede, pero si yo elijo vivir aquí, entonces tengo que respetar un poco las costumbres y la cultura de esta ciudad", insiste.
Cassinelli dice que, en su caso, quizás se le ha hecho "más fácil" aprender el catalán porque su pareja es de aquí, "y, obviamente, sentía mucho más el catalán que muchas personas que vienen". "Sin embargo, creo que se debe demostrar respeto y culturizarse de todo lo que pasa aquí. Pero últimamente me pasa que en muchos lugares, la gente de mi alrededor, obviamente extranjeros o personas de fuera de aquí, hablan muy mal de Catalunya y yo me voy encendiendo por dentro", explica. En este sentido, señala que "el problema es que mucha gente viene de fuera y yo no te estoy pidiendo que lo aprendas y lo hables, etc., te digo que lo entiendas, mínimo". "No puedes venir y quejarte de cómo hablan unas personas en una ciudad que es su ciudad", añade.
Según la repostera, quien critica "abiertamente" a Catalunya suele utilizar afirmaciones como que "los catalanes son muy cerrados, los catalanes no quieren hablar castellano, si no hablas catalán se molestan y te dicen que ellos no te entienden". Pero ella defiende que no es cierto: "No, no es así, a mí personalmente nunca me ha pasado una de estas situaciones, no. ¿Que puede haber sido la experiencia personal de alguien? Sí, como en todas partes, hay malas experiencias".
La experiencia de Luciana Cassinelli con las críticas contra el catalán
Cassinelli expone que últimamente, en diferentes eventos a los que ha asistido con gente extranjera, ha oído comentarios despectivos hacia Catalunya y el catalán. "La primera vez no he dicho nada, me sentía un poco cortada de dar mi opinión, porque tampoco soy de aquí. La siguiente vez también, a la siguiente también, pero después ya una me tocó el nervio". "Era una persona que yo no conocía, amigo de un amigo, que decía que “aquí todo es política, que todos son muy cerrados” y yo me molesté", reconoce. La pastelera asegura que, siempre que puede, evita el conflicto y no se atreve a opinar para evitar discusiones. "Pero aquí no me callé y le dije que si estás en una ciudad que te ha acogido, lo mínimo que puedes hacer es aprender un poco de su cultura, o como mínimo entenderla. Entender el catalán, no te estoy pidiendo ni que lo hables".
La respuesta de la otra persona, detalla, fue negativa: "Aquí nadie me ha acogido: no me han ofrecido ningún trabajo ni me han pedido que venga". Pero Cassinelli le dejó claro que "eso no significa acoger, tú has elegido vivir aquí, si no vete a Madrid, a Sevilla o a una ciudad donde no hablen otra lengua. Pero si estás en Barcelona respeta la cultura local". "Se lo dije muy educadamente, pero como estaba con amigos, estos intervinieron y cambiaron de tema", expone.
Ante esta situación, la joven peruana reflexiona y concluye que "si vas a vivir en otra ciudad o en otro país, te adaptas a la cultura que hay". "Aprender otro idioma no te resta, te suma y el catalán no es difícil. Siento que me ha abierto puertas, me ha hecho sentir más en casa. Si estoy en un lugar donde hablan catalán y es el idioma, obviamente sienta bien que tú también formes parte. La gente que vive aquí, si hablas catalán, lo valora. Y me sorprende que haya gente que lo vea como una imposición, cuando realmente es una oportunidad. Es respeto y convivencia ante una cultura que no es la tuya y que tú has decidido escoger como casa", asegura.