La polémica por el caso Jeffrey Epstein ha vuelto a estallar en Washington después de que esta semana se hicieran públicos más de 23.000 documentos y correos electrónicos relacionados con el pederasta. La tormenta comenzó cuando los demócratas publicaron tres primeros correos donde Epstein hablaba directamente de Donald Trump. Pocos minutos después, y acusando a los demócratas de “seleccionar” correos de manera interesada, los republicanos respondieron filtrando absolutamente todo el material en bruto proveniente del patrimonio de Epstein, un conjunto inmenso y difícil de rastrear que incluye intercambios con periodistas, figuras políticas, asesores y antiguos conocidos del magnate. Desde un primer momento, el impacto político fue inmediato. Los documentos mostraban numerosas referencias a Trump, y el presidente reaccionó desvinculándose y señalando a los demócratas, especialmente a Bill Clinton. Además, el presidente estadounidense ha ordenado investigar los vínculos de Epstein con Clinton, Larry Summers, Reid Hoffman, J.P. Morgan, Chase y “muchas otras personas e instituciones”.

“Trump es peor de lo que te puedes imaginar”

Los correos revelan que Epstein seguía de cerca la actividad de quien había sido su amigo durante años. En un mensaje de 2011 enviado a Ghislaine Maxwell, Epstein escribía que una víctima “había pasado varias horas con Trump en mi casa”, y advertía que “el perro que aún no ha ladrado es Trump”, una expresión con la que subraya que el líder republicano “no ha mencionado ni una sola vez” aquel episodio. En otro correo de 2019, Epstein aseguraba: “Por supuesto que sabía sobre las chicas, ya que le dijo a Ghislaine que parara”. En múltiples intercambios entre 2017 y 2018, el empresario describía a Trump con términos especialmente duros, afirmando que “Donald es sucio”, “es malo más allá de lo que se puede imaginar”, “está loco” y “es peligroso”, e incluso especulaba que podía sufrir “demencia temprana”. Este conjunto de correos, a pesar de no aportar pruebas de delitos por parte de Trump, sí mostraba un retrato demoledor de cómo Epstein lo percibía.

“Trump es un payaso cada vez más peligroso”

A estos mensajes se suman otros intercambios que sitúan al presidente en el punto de mira. En correos de la campaña de 2015 y 2016, el periodista Michael Wolff proponía a Epstein hablar públicamente de Trump para perjudicarlo en la recta final de la carrera presidencial: “Esta semana tienes la oportunidad de hablar de Trump de una manera que podría ganarte mucha simpatía y contribuir a su caída. ¿Te interesa?”. Al mismo tiempo, los documentos muestran que Epstein continuaba en contacto con figuras como el economista Larry Summers, que en un mensaje comentaba que funcionarios saudíes consideraban a Trump “un payaso cada vez más peligroso en política exterior”. También aparecen nombres como el fundador de LinkedIn, Reid Hoffman, y personalidades como Steve Bannon o Peter Thiel, aunque en ningún caso hay indicios de conducta delictiva por parte de ellos.

“Epstein era demócrata y es un problema de los demócratas, no de los republicanos”

Ante la oleada mediática causada por el contenido de los correos, Trump ha respondido pasando a la ofensiva. Desde su red Truth Social, ha anunciado que ha ordenado al Departamento de Justicia y al FBI que investiguen los presuntos vínculos de Epstein con Bill Clinton, Larry Summers, Reid Hoffman, J.P. Morgan, Chase y otras figuras asociadas a los demócratas. Según Trump: “Epstein era demócrata y es un problema de los demócratas, no de los republicanos”, y añade que los correos divulgados forman parte de un intento de sus rivales de “impulsar de nuevo el engaño de Epstein”. En declaraciones posteriores en el Air Force One, el presidente ha asegurado que Epstein “inventaba memes” sobre él para aparentar tener influencia: “Se dictaba memes a sí mismo. Dejadme respirar”, ha dicho a los periodistas, insistiendo en que él no sabía “nada de chicas” y desviando la atención hacia lo que Epstein “sabía de Clinton”.

La investigación ordenada por Trump será dirigida por el fiscal federal de Manhattan, Jay Clayton, según ha anunciado la fiscal general Pam Bondi, que ha prometido actuar “con urgencia e integridad”. Todo ello ha aumentado aún más la tensión en el Congreso, donde un grupo de 24 supervivientes de Epstein, incluida la familia de Virginia Giuffre (la que fue esclava sexual de Epstein y que se suicidó el pasado mes de abril), reclama que se hagan públicos todos los archivos y pide a los legisladores que “sean valientes”. La Cámara de Representantes tiene previsto votar la semana que viene un proyecto para desclasificar la documentación restante, una decisión que podría abrir una nueva etapa en un caso que, a pesar de la muerte de Epstein, continúa generando consecuencias políticas de gran alcance.