La entrada de Santos Cerdán en la prisión de Soto del Real, dictada sin vacilar por el magistrado Leopodo Puente y solicitada por la Fiscalía Anticorrupción después de una sorpresiva declaración del exsecretario de organización del PSOE en el Tribunal Supremo, que le llevaba directamente a la cárcel lleva implícitas en el auto varias bombas de racimo, cada cual más peligrosa. En primer lugar, el apunte de que podemos estar ante algo mucho más grave que el lucro personal a través de cuantiosas mordidas económicas en obra pública. Segundo, la insistencia de Cerdán en que es víctima de una persecución política por haber amarrado el voto de PNV y Bildu para la moción de censura de Pedro Sánchez, aderezado con la negociación con Puigdemont y Turull sobre la ley de Amnistía. En tercer lugar, su afirmación de que el ministro Félix Bolaños podría ser el siguiente por haber negociado la última investidura con Esquerra Republicana. La imagen de Cerdán entrando en un furgón de la Guardia Civil en Soto del Real es enormemente dañina para los socialistas, ya que las cosas han sucedido con tal celeridad que no han tenido prácticamente tiempo de renegar del que era hasta el pasado 12 de junio mucho más que su secretario de organización: era el bastión de Sánchez que decidía sobre casi todo, pues era plenipotenciario para todo tipo de asuntos.

La acusación del magistrado al dictar prisión provisional y sin fianza por integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias ha dejado en mantillas a todos los dirigentes socialistas que llenan un auténtico álbum del club de fans de Santos Cerdán. Empezando por el propio Sánchez, que lo definía como "un buen socialista, tiene toda mi confianza y es uno de mis más estrechos colaboradores" o Zapatero arengando a los socialistas y hablando de "Super Santos Cerdán" mientras este se levantaba, entre aclamaciones, a saludar. En la cima de la adulación hubo incluso un pendenciero camorrista que alecciona desde más de una tribuna y que pidió una calle para Cerdán en algún pueblo o ciudad catalana. Hoy, todos corren en dirección contraria, incluso sin recato alguno. Quien más los representa es la vicepresidenta María Jesús Montero, que, con una cierta desvergüenza, aseguraba este lunes sobre el ingreso en prisión de Cerdán que "es un asunto de una persona que no tiene qué ver con el PSOE".

Hay un párrafo del auto del magistrado del Tribunal Supremo que vale la pena que sea recordado en el futuro: "El botín indiciariamente obtenido por, o comprometido para los señores Ábalos y García [Koldo] (al entorno de un millón de euros), representa un porcentaje insólitamente mínimo en el marco de esta clase de operaciones delictivas. En efecto, si el importe del premio económico por la indebida adjudicación de las obras hubiera constituido, por hipótesis, un uno por ciento del valor de las adjudicaciones —porcentaje aún muy contenido en términos comparativos con otras operaciones semejantes (no infrecuentes, por desgracia, en procedimientos judiciales de parecida naturaleza)— dicho premio equivaldría a una cantidad superior a los cinco millones de euros, varias veces mayor que la parte que indiciariamente correspondía a los señores Ábalos y García. Ello refuerza así, siempre en términos indiciarios tantas veces señalados, la idea de que más personas, físicas o jurídicas, además de los señores Ábalos, García y Cerdán, pudieran haberse lucrado con las tan mencionadas adjudicaciones, eventualidad que, desde luego, no puede ser descartada en este momento".

El juez irá a probar que, además de las mordidas individuales, hay base para investigar que la trama de corrupción también servía para la financiación irregular del PSOE

O sea: que el magistrado Leopoldo Puente este hueso no lo va a soltar y va a ir directamente a probar que, además de mordidas individuales de los imputados y de dirigentes que puedan ir apareciendo, hay base para investigar que la trama de corrupción también servía para la financiación irregular del PSOE. Es, seguramente, este hilo el que más va a incomodar a los socios parlamentarios, que difícilmente podrían mirar hacia otro lado si esa hipótesis va avanzando. De hecho, varios de ellos situaron el listón para alejarse del fuego en que la corrupción sirviera para alimentar las arcas del partido, en una situación no muy diferente a la que provocó la caída de Mariano Rajoy en 2017. Mientras los socialistas tratan de zafarse lo máximo que pueden del hecho de que solo se les pregunte por temas de corrupción, se cruzan quinielas sobre qué ministro o dirigente socialista va a ser el próximo en aparecer en un informe de la UCO de la Guardia Civil o será citado por la justicia.

Madrid siempre da mucho de sí para este tipo de rumorología. Solo hace falta repasar la hemeroteca y ver aquellos que han ido apareciendo, como la presidenta del Congreso, Francina Armengol, o el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres. O los más recientes, como el ministro de Transportes, Óscar Puente. Y en el radar de la caza mayor, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, auténtica bestia negra de los medios de la derecha por su apoyo incondicional a Sánchez. En medio de este desconcierto, Sumar ha anunciado que se personará como acusación particular en la trama de Koldo, Ábalos y Cerdán, una iniciativa que tiene su lógica, ya que estuvieron personados en otros casos de corrupción en el pasado, pero que choca frontalmente con la reforma judicial que lleva a cabo el ministro de Presidencia y Justicia, que suprime la acusación popular. Y por si Sánchez no tuviera suficiente con la entrada en prisión de Santos Cerdán, el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura no da por bueno el aforamiento exprés del líder del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo, tilda la maniobra de "fraude de ley" y devuelve la causa completa de David Sánchez, el hermano del presidente, a la jueza instructora. A estas alturas, no le debe venir de una más al PSOE, pero en otro momento este hubiera sido por sí solo un titular muy importante.