Definimos como una característica humana la capacidad y destreza para usar y construir herramientas. Somos animales tecnológicos. Otras especies con inteligencia son capaces de usar herramientas, como coger piedras u otros objetos como armas arrojadizas, o hacer bastoncillos para hurgar un hormiguero, pero claramente nuestra especie puede diseñar herramientas mucho más complejas, que piden imaginación para ver la utilidad potencial. La tecnología es tan importante que definimos prehistóricamente las eras de la especie humana según el tipo de herramienta y tecnología mayoritariamente utilizada, lo que deducimos que refleja el grado de sofisticación social y de conocimiento tecnológico humanos. Así hablamos de la edad de piedra, edad de bronce y edad de hierro según el material principal en que se construían las armas y herramientas. O hablamos del neolítico cuando fuimos capaces de domesticar plantas y animales para cultivarlas o mantener rebaños, respectivamente, y asegurar una aportación nutricional homogénea durante el año.
Ciertamente, las piedras o los metales son mucho más resistentes a las condiciones de intemperie, y podemos encontrar restos antiguos de estos materiales. Podemos saber si la piedra ha sido cortada por un humano porque encontramos señales intencionadas del corte. Hay que ser un buen cortador para hacer, de una piedra convenientemente partida, un buen cuchillo, pero nuestros antepasados debieron de tener tiempo, buen material y buenos maestros, porque en muchos yacimientos antiguos se usa la precisión en el corte de las piedras como signo de la época cultural. De forma similar, dado que para producir herramientas de hierro se necesitan temperaturas muy elevadas, podemos categorizar la evolución sociocultural según el dominio del mazo y la metalurgia. Ahora bien, los humanos no hemos usado solo un único material para hacer nuestras herramientas. Nuestras habilidades manuales y nuestra creatividad nos ha permitido utilizar todo tipo de material al alcance, según cuál era su uso.
Los materiales orgánicos, como la paja, el boj, la madera, el hueso, la piel, el pelo o el caparazón de animales, también son y han sido utilizados por la facilidad de obtención y su versatilidad, ya que podemos moldearlos fácilmente al uso cotidiano. Muchas de las herramientas de piedra o metal encontradas necesitaban empuñaduras, que, muy probablemente eran de madera (igual que ahora, los martillos que tenemos en la caja de herramientas, las hachas o las azadas también combinan el hierro o el acero, con el mango de madera). Ahora bien, el material orgánico no se conserva y se estropea con el uso, el agua o el paso del tiempo, como corresponde a todo material que es biodegradable de forma natural. Eso hace que en muy pocos casos queden restos fehacientes que demuestren que este tipo de material era utilizado de forma habitual en las poblaciones humanas muy antiguas, mucho antes de que llegara el hombre moderno.
Se han encontrado algunos yacimientos de poblaciones neandertales que demuestran su destreza con la madera e, incluso, se ha propuesto que se tendría que hablar de la edad de la madera
En los yacimientos de Europa y Euroasia occidental, mucho más investigados desde hace décadas, se han encontrado algunos yacimientos de poblaciones neandertales que demuestran su destreza con la madera e, incluso, se ha propuesto que se tendría que hablar de la edad de la madera, para acomodar en ella los hallazgos de herramientas de madera muy bien elaborados encontrados en algunos yacimientos, particularmente bien conservados. Sin embargo, en las regiones de Asia oriental, que no han sido tan estudiadas —a pesar de que en el pasado tuvieron varias olas de migraciones humanas desde África, como los denisovans—, no se habían encontrado muchos yacimientos con herramientas de piedra elaboradas. Se hipotetizó que, o bien esta falta de herramientas podría ser debida a un retraso en la evolución cultural (asumiendo que los hominins antiguos de aquella zona no habrían fabricado herramientas sofisticadas durante centenares de miles de años), o bien, podría haber imperado una "cultura del bambú", dado que había bosques de un material fácilmente tratable y usable como la caña de bambú, pero que este material se habría degradado al cabo de miles de años y no nos quedaba constancia contrastable de él.
En este contexto, no nos tiene que extrañar que el artículo recién publicado en Science sobre el descubrimiento, casi sorprendente, de herramientas de madera en un yacimiento de hace 300.000 años cerca de un lago en Gantangqing, en China, haya tenido repercusión. Los investigadores han encontrado en diferentes estratos herramientas de madera para excavar el suelo y las orillas humedecidas de los lagos, para extraer raíces vegetales nutritivas, como tubérculos. El corte de la madera es mucho más fácil que el de la piedra, y las señales de corte en estas herramientas, claramente pensadas para que una mano humana las utilice (mirad la foto que adjunto), demuestran destreza, precisión e intencionalidad, desmontando la teoría de que la cultura de los hominins que vivían allí fuera menos desarrollada técnicamente. Parecería, pues, que no nos han quedado restos de herramientas porque utilizaban materiales orgánicos, que solo en casos muy particulares se han podido conservar. En este yacimiento, también han encontrado herramientas de piedra, y restos de animales y de alimentos vegetales.

Este hallazgo también demuestra que en las poblaciones del paleolítico no todo era comer carne (como algunos habrían inferido de las herramientas hechas únicamente de piedra o metal), sino que también comían vegetales, cosa bastante esperable si pensamos que la especie humana es omnívora, lo que quiere decir que, no solo podemos comer plantas y animales, sino que la dieta más adecuada implica comer de todo para obtener más fácilmente todos los componentes nutricionales para nuestro desarrollo y crecimiento.