Durante décadas, el humo ha sido símbolo de progreso: motores rugiendo, chimeneas industriales o cigarrillos encendidos. Pero en el siglo XXI ha cambiado el relato. Hoy, sectores tan distintos como la automoción, la energía o el tabaco están escribiendo una nueva historia, una que pasa por la reducción de emisiones, la innovación tecnológica y la búsqueda de un futuro más sostenible.
Los tres son ejemplos de industrias que se están reinventando ante la evidencia científica, la transformación tecnológica y la necesidad de responder a las demandas sociales. Las empresas que antes contribuían al humo están impulsando soluciones que se alejan de él.
Estos tres sectores coinciden en que la innovación responsable no es solo una opción, sino una obligación. Automóviles sin emisiones, energía limpia y alternativas menos dañinas que el cigarrillo para los fumadores adultos que no dejan su hábito son la muestra de este camino hacia un futuro sin humo.
Automoción: del motor de combustión al eléctrico
El camino hacia la movilidad eléctrica es, probablemente, uno de los mayores retos industriales de la historia reciente. La Unión Europea ha marcado el final de los coches de combustión para 2035, y los fabricantes se han visto obligados a reinventarse.
Hoy, la innovación se mide en autonomía, baterías reciclables y producción sostenible. El reto sigue siendo garantizar la infraestructura de recarga y el acceso asequible a los vehículos eléctricos. Pero la dirección está clara: menos humo, más futuro.
Energía: de las térmicas al mix renovable
En el sector energético, el giro ha sido igual de profundo. En solo una década, España ha pasado de depender de las térmicas de carbón a producir más del 50% de su electricidad con fuentes renovables. La energía solar y eólica son ya el nuevo estándar.
Las principales compañías energéticas han apostado fuerte por esta transición, reduciendo emisiones y liderando proyectos internacionales de descarbonización.
El reto ahora pasa por el almacenamiento —baterías, hidrógeno verde— y por lograr un modelo energético más flexible, descentralizado y accesible.
Tabaco: del cigarrillo clásico a las alternativas sin combustión y sin humo
Otra industria que también está apostando por dejar atrás el humo es la del tabaco. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año siete millones de personas mueren por el por fumar cigarrillos, de las cuales 1,6 millones por la exposición al humo de segunda mano.
En los últimos años, gracias a los avances en ciencia y tecnología, se han desarrollado alternativas sin combustión que eliminan el humo, como el tabaco calentado o las bolsas de nicotina. Según la ciencia, es el humo procedente de la combustión el principal causante de las enfermedades relacionadas con fumar, y no la nicotina, contrariamente a lo que muchos piensan. Si no hay humo, los niveles de sustancias químicas nocivas se reducen significativamente y por eso la ciencia indica que las alternativas sin humo una mejor opción que seguir consumiendo cigarrillos.
Philip Morris International (PMI) es un ejemplo de compañía que, desde hace casi dos décadas, apuesta por avanzar hacia un futuro libre de humo. Para lograrlo, la empresa ha invertido más de 14.000 millones de euros en el I+D de productos sin humo y, actualmente, estos productos están ya presentes en 100 mercados y representan el 41% de los ingresos netos totales de la compañía. Estas alternativas sin humo están pensadas únicamente para fumadores adultos que de otra forma seguirían fumando. Lo mejor, por supuesto, siempre será dejar de consumir tabaco y nicotina por completo.
Las industrias de la automoción, la energía y el tabaco tienen poco en común en apariencia. Pero comparten un mismo desafío: reinventarse para dejar atrás el humo. La innovación, la regulación responsable y la inversión en ciencia son las herramientas que marcarán la ruta hacia ese futuro sin humo.
