Catalunya se encuentra en pleno proceso de inmunización de su ganado bovino ante la expansión de la dermatosis nodular contagiosa (DNC), una enfermedad vírica de categoría A en la Unión Europea que obliga a notificar inmediatamente cualquier caso positivo. Según la Conselleria de Agricultura, el 75% de los animales situados en un radio de 50 kilómetros del primer foco estarán vacunados “en las próximas horas”. Con este ritmo, el Departamento confía en alcanzar pronto la inmunidad de grupo y poder pedir a Bruselas que se detengan los vaciados sanitarios masivos.
La DNC, transmitida por contacto directo o por vectores como mosquitos, moscas o tábanos, es especialmente resistente y de alta propagación. Afecta a bovinos y búfalos, y su presencia en Catalunya —con diez brotes detectados entre el Alt Empordà y el Gironès— ha encendido todas las alarmas sanitarias. En este contexto, Agricultura ha hecho un llamamiento a veterinarios voluntarios para que se incorporen a las tareas de vacunación y contención del virus, dirigiéndose a la dirección de contacto del Departamento.
El conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, ha subrayado a través de la red X que “en pocas horas” se alcanzará la inmunización de grupo en el primer radio de afectación, un paso que permitirá “entrar en una nueva fase”. Paralelamente, ya se ha comenzado la vacunación en el segundo radio, con epicentro en Cassà de la Selva, donde se prevé inmunizar a todos los animales de la zona a lo largo de esta semana. En total, entre los dos focos se calcula que hay unos 130.000 cabezas de ganado afectadas por las medidas.
La veterinaria y gerente de Semega, Clàudia Romero, recuerda que una vez se vacuna el 75% de los animales y el 95% de las granjas más cercanas, la UE puede autorizar que solo se sacrifiquen los animales que den positivo y no todo el rebaño. Esta flexibilización, sin embargo, no será inmediata, ya que hay que esperar los 21 días que la vacuna necesita para ofrecer una protección completa antes de poder solicitarlo formalmente a Bruselas. Romero también apunta que, a medida que avance la inmunización, se podría plantear ampliar el radio de vacunación hasta los 70 o 100 kilómetros de los brotes, siguiendo el modelo autorizado en Francia. Sin embargo, la veterinaria alerta que la tranquilidad aún no es plena: “Con la vacunación los ganaderos empiezan a respirar tranquilos, pero no del todo, porque aún no están completamente salvados”.
Uno de los principales retos es que el virus se puede transmitir no solo por insectos, sino también por fómites —materiales o vehículos contaminados que se mueven entre granjas—, lo que complica el control de la enfermedad. En zonas donde el virus no es endémico, la morbilidad puede alcanzar hasta el 50%, lo cual explica la contundencia de las medidas europeas. Según Romero, “si algún ganadero esconde un caso o se niega a sacrificar los animales, la propagación sería mucho más intensa y pondría en riesgo a todo el sector”.
A pesar de las restricciones, la veterinaria defiende la vacunación como “la mejor solución” para erradicar la DNC, ya que “solo los radios y la inmovilización de los rebaños no son suficientes”. El principal obstáculo es que la vacuna actual es “no marcada”, y por lo tanto no permite distinguir entre animales inmunizados por la vacuna o por una infección natural, hecho que limita las exportaciones fuera de la UE. Esto obliga a las autoridades a equilibrar la protección sanitaria con la viabilidad económica del sector bovino catalán. Con la inmunización avanzando a buen ritmo y la colaboración de un amplio colectivo veterinario, Catalunya afronta la crisis sanitaria con el objetivo de contener la enfermedad, minimizar las pérdidas y, a corto plazo, recuperar la normalidad en las explotaciones ganaderas afectadas.