La caída masiva que dejó este martes 18 de noviembre fuera de juego a plataformas como X, ChatGPT, Canva y muchos otros servicios digitales tiene un responsable bien identificado: Cloudflare, una de las empresas clave que sostienen buena parte del tráfico mundial. Tras horas de interrupciones y errores generalizados, la compañía ha emitido un comunicado pidiendo disculpas “a sus clientes y a Internet en general”.

El incidente comenzó sobre las 11.20 h UTC y, en pocos minutos, desencadenó errores 500 en webs y aplicaciones utilizadas cada día por millones de personas. Muchos servicios dependen del tráfico y de la protección que ofrece Cloudflare, y cualquier fallo en su infraestructura tiene un efecto dominó inmediato. Este martes lo vimos con toda la crudeza. X, ChatGPT y Canva fueron las caras más visibles del problema, pero la lista de servicios afectados se extendió a medios digitales, plataformas corporativas, herramientas educativas y comercios electrónicos. Cloudflare gestiona aproximadamente el 20% del tráfico global, un volumen que explica el alcance del colapso.

¿Qué provocó realmente la caída?

En su comunicado, la compañía ha descartado cualquier ataque externo o actividad maliciosa. El motivo, de hecho, fue mucho más técnico: un error latente en un archivo de configuración del sistema de gestión de bots. Este módulo, que forma parte del recorrido obligatorio de cualquier petición que entra en la red de Cloudflare, intentó cargar un archivo que había crecido mucho más de lo previsto. El desbordamiento provocó un error en cascada que hizo fallar el software encargado de dirigir una parte crítica del tráfico mundial.

Los ingenieros de Cloudflare detectaron el problema, revirtieron la configuración a una versión anterior y modificaron el servicio central para que un error similar no pueda volver a hacer caer procesos esenciales.

Una incidencia "no aceptable"

El suceso ha vuelto a evidenciar hasta qué punto Internet depende de unos pocos proveedores. Cuando una sola pieza de esta cadena se rompe, el impacto se extiende por doquier y en cuestión de minutos. La mayor parte de los servicios se restablecieron hacia las 14:30 h UTC, pero algunos tardaron horas en recuperar la normalidad. Y, mientras tanto, la frustración entre usuarios y empresas fue creciendo.

En su comunicado, la empresa admite que “ninguna interrupción es aceptable” y se compromete a reforzar la resiliencia de su infraestructura. También ha avanzado que publicará un análisis técnico detallado para explicar con precisión qué falló y qué medidas aplicará para evitar que se repita. El mensaje de fondo es claro: la confianza se ha visto tocada y habrá que reconstruirla.