Una vez este sábado, 26 de junio, ha quedado levantada la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios exteriores, la población catalana ha tenido una respuesta desigual, donde buena parte de la ciudadanía ha preferido seguir llevándola como medida de prevención ante el coronavirus. Hacía 401 días que era preceptivo llevar siempre la mascarilla puesta y este primer aligeramiento de la medida, que de momento sólo afecta al exterior, no ha supuesto la desaparición de este elemento que ya ha quedado para siempre asociado a la pandemia de la Covid-19.
De hecho, desde medianoche ya era posible ir por la calle sin mascarilla, pero durante todo el sábado por la mañana se ha podido ver como muchos prefieren mantenerla. Tanto es así que el infectólogo Robert Güerri, en una entrevista en Catalunya Ràdio, ha recordado que es el momento "de aplicar el sentido común", porque "que nos podamos quitar la mascarilla no quiere decir que nos obliguen a hacerlo". Por su parte, el jefe de epidemiología del Hospital Clinic, Antoni Trilla, en declaraciones en el canal 324, ha remarcado que la mascarilla "tiene que estar al alcance de todo el mundo", porque la pandemia "continúa".
Dos familias de paseo por Tarragona, la primera con mascarilla, la segunda, sin / ACN
En todo caso, a pie de calle se constata cómo la mascarilla continúa bastante presente y sin generar ningún incidente, con convivencia entre los que la llevan y los que han preferido sacársela. Cabe decir que en algunos casos, ir sin mascarilla después de más de un año obligados a llevarla, puede ser considerado una liberación, pero en otros, aparte del plus de prevención ante un eventual contagio se añade la sensación de pánico que algunos usuarios puedan tener al experimentar el síndrome de la cara vacía, que puede producir malestar emocional.
Hay que tener una mascarilla a mano
Con todo, el levantamiento de la obligatoriedad mantiene excepciones, la primera de las cuales es la necesidad de mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. También hay que llevarla puesta en caso de aglomeraciones o en conciertos si el público está de pie, pero no sí se está sentado.
A todo ello hay que añadir que la mascarilla sigue siendo obligatoria en todos los casos en los interiores, tanto públicos como privados, incluido el transporte público. Por eso, la recomendación para quien no quiera llevarla puesta en la calle es siempre llevar una a mano, para el caso de entrar en un comercio, donde seguirán estando de uso obligatorio.
Imagen principal: Un grupo de jóvenes en la plaza Corsini de Tarragona, con y sin mascarillas / ACN