Primero llegó la moda del ayuno intermitente en la comida, que según algunos, produce incontables beneficios para nuestro organismo. Ahora, la siguiente tendencia es aún más sofisticada y llega desde la cuna de la tecnología, Silicon Valley. Se trata del ayuno de dopamina, que va más allá de renunciar a la comida. Consiste en abstenerse de hacer las actividades más placenteras. 

El objetivo es restablecer los niveles de dopamina absteniéndose de productos y actividades como el uso continuado de los teléfonos inteligentes, las redes sociales, Netflix, los videojuegos, las comidas, el contacto visual durante las conversaciones y el sexo.

Sofá

Los que lo practican defienden la idea de que cuanto más estamos expuestos a la euforia de la dopamina, más necesitamos perseguir niveles más altos de estimulación para lograr el mismo efecto. El responsable de desarrollar esa práctica es Cameron Sepah, profesor clínico de psiquiatría en la Universidad de California, San Francisco y entrenador ejecutivo, que ya tiene una legión de seguidores. Según el mismo afirma, “tomar un descanso de los comportamientos que desencadenan grandes cantidades de liberación de dopamina (especialmente de manera repetida) permite que nuestro cerebro se recupere y se restaure”.

El problema, como suele ocurrir en estos casos, es que la idea original se ha pervertido un poco y en Silicon Valley, que son muy dados a los extremos, algunos han decidido evitar toda estimulación para potenciar los beneficios.

Esta técnica puede ser útil para fomentar el abandono de malos hábitos, pero claro, siempre si se sigue el sentido común. Los estudios que han analizado cómo resistir con éxito la tentación ante determinados productos, comidas o actos, han encontrado que es muy efectivo tener un procedimiento concreto, un plan de actuación para cuando se presente la actuación. Por ejemplo salir a pasear un rato durante una reunión social. Los gurús de esta nueva técnica aconsejan a quienes quieran llevarla a cabo que practiquen la atención plena o mindfulness.

Sentada

Es importante señalar que la dopamina es un neurotransmisor que se produce en el cerebro y que actúa como un mensajero químico entre las neuronas. Se libera cuando su cerebro espera una recompensa. Cuando se asocia una determinada actividad con el placer, la mera anticipación –pensar en ello– puede ser suficiente para elevar los niveles de dopamina.

En ocasiones es la comida, el sexo, hacer compras o casi cualquier otra cosa que provoque placer o disfrute. Crea un ciclo de motivación, recompensa y refuerzo que en cierta medida se puede volver adictivo. La dopamina actúa con otros neurotransmisores y hormonas, como la serotonina y la adrenalina. En nuestro organismo produce sensaciones de felicidad, así como un estado de alerta, atención y motivación. También puede producir euforia. Sin embargo, los niveles muy altos pueden provocar obsesiones, alucinaciones e ilusiones y tiene un papel en el desarrollo de patologías como la obesidad, la adicción y la esquizofrenia.