El hígado es una parte fundamental de nuestro organismo. Es uno de los órganos de mayor tamaño en el cuerpo y está situado en la parte superior derecha de la cavidad abdominal. Cumple funciones esenciales, como ayudar a la digestión segregando la bilis, controlar los niveles de hormonas, almacenar vitaminas, minerales, hierro y azúcares, eliminar toxinas o producir proteínas esenciales.

Las enfermedades más comunes son aquellas producidas por virus, como las diferentes hepatitis, la cirrosis –por la que el hígado se cicatriza debido a la presencia continua de patologías y deja de cumplir sus funciones de forma correcta–, el cáncer de hígado y el hígado graso (inflamación y presencia aumentada de grasa). El problema es que muchas de ellas no presentan síntomas y a veces se detectan demasiado tarde.

Análisis de sangre

Los análisis de sangre que se suelen emplear son útiles, pero hace falta más herramientas de precisión sobre todo para identificar a las personas que presentan un mayor potencial de desarrollar una patología.

La investigación

En un estudio llevado a cabo por expertos del Instituto Karolinska en Suecia y que ha sido publicado en la revista Gastroenterology, se ha analizado un amplio grupo de 800.000 personas que habían sido examinadas en chequeos de salud rutinarios y con médicos de atención primaria en Estocolmo entre los años 1985 y 1996. Se tuvieron en cuenta los resultados de sus análisis de sangre examinando los registros existentes para hacer un seguimiento e identificar que personas desarrollaron una enfermedad hepática grave en esos 27 años.

Los resultados mostraron que, aunque existe un vínculo claro entre determinados parámetros aparecidos en los análisis sanguíneos y el riesgo de padecer una enfermedad hepática con el paso del tiempo, la fiabilidad general de estos métodos era moderada. De hecho, funcionaron con mayor eficacia para enfermedades como el hígado graso o la diabetes tipo 2, pero no funcionaron de forma eficaz para aquellos que presentaban otros factores de riesgo más desconocidos. Es decir, los expertos del estudio piden nuevos métodos para detectar estas enfermedades, porque los controles que se desarrollan actualmente no son suficientes.

Un ejemplo  de esto se ha llevado a cabo recientemente en Catalunya. Un equpo de expertos del Clínic-IDIBAPS junto con la USR Metropolitana Nord-IDIAP Jordi Gol del Institut Català de la Salut realizaron una investigación para comprobar si se podía diagnosticar una enfermedad hepática crónica de forma precoz en la población general y conocer su frecuencia.

Laboratorio

En total, se analizaron los casos de más de 3.000 personas a las que se les realizó una elastografía, una prueba no invasiva que mide la fibrosis del hígado. Los resultados mostraron, gracias a ella, que un 3,6% de las personas que participaron en la investigación padecían una enfermedad hepática crónica con fibrosis avanzada, que hasta el momento no había presentado síntomas y que no aparecía reflejada en los análisis de sangre rutinarios. La fibrosis puede desembocar en una cirrosis o un cáncer, lo que pone de manifiesto la importancia de este estudio y la necesidad de desarrollar nuevos métodos de detección.