La prestigiosa revista The Lancet ha publicado recientemente un informe donde se recopila una revisión de los últimos informes acerca de un tema que preocupa mucho a la comunidad científica: los disruptores endocrinos. Se trata de una serie de químicos, presentes en productos industriales y domésticos de uso común, desde plásticos de envases, mobiliario y ropa, hasta antiadherentes y revestimientos cuya exposición provoca una serie de alteraciones hormonales que se han relacionado con un mayor riesgo de padecer determinadas patologías como la obesidad, endometriosis, infertilidad, TDAH, síndrome del ovario poliquístico o cáncer de mama.

Los últimos estudios destacan 17 nuevas relaciones entre ciertas afecciones médicas y los disruptores endocrinos, que se añaden a otras 15 ya identificadas por una investigación conjunta de 2015 dirigida por las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. Por ejemplo, una de las nuevas relaciones sugiere que el PFAS –una sustancia química que se utiliza ampliamente en la fabricación de champús, productos de limpieza, ropa y calzado resistente al agua, sartenes y ollas antiadherentes o envoltorios de comida rápida–, los bisfenoles –utilizados en la elaboración de plásticos– y ciertos pesticidas, pueden dañar el semen. Otros productos químicos utilizados en los pesticidas o los retardantes de llamas se vinculan también con problemas de salud relacionados con el cerebro, como la pérdida del cociente intelectual y el trastorno por déficit de atención (TDA).

Botes de champú

Hay productos químicos que crean alteraciones hormonales graves

El problema que señalan los expertos es que existe una falta de definición consistente de los disruptores endocrinos en todos los países. Las regulaciones actuales en buena parte de los países se basan solo en la exposición en grandes dosis de productos químicos, no en pequeñas dosis diarias durante muchos años, a pesar de que los hallazgos recientes demuestran que dichos productos químicos son acumulativamente peligrosos en niveles bajos.

“Nuestra comprensión de los disruptores endocrinos ha evolucionado, pero las regulaciones vigentes para protegerlos no lo han hecho”, aseguran los científicos. “Necesitamos pruebas más rigurosas que analicen de una forma más exhaustiva los productos químicos comerciales de uso común para que se tenga en cuenta estas complejidades”, afirman.

Los expertos piden controles más estrictos similares a los que se están realizando para reducir la exposición a sustancias que causan cáncer. Para hacerlo, en primer lugar sería adecuado llevar a cabo un programa internacional que identifique las consecuencias de su exposición a largo plazo, y no solo a grandes dosis.

Pesticida

Los expertos piden controles más estrictos de los disruptores 

También piden que se tengan claros los costes económicos derivados de los problemas para la salud que causa la exposición a estos químicos con el paso del tiempo, para que de esta manera se pueda tener claro su impacto. Porque lo cierto es que, en este sentido, se ha avanzado poco en los últimos años.