La pesca proporciona la principal fuente de proteínas para unos 200 millones de personas en todo el mundo y es uno de los alimentos fundamentales del planeta. Sin embargo, la pérdida de biodiversidad causada principalmente por el cambio climático está afectando a esta fuente alimenticia y la alerta viene de hace años.

Ya en 2011, un estudio de título Climate change, keystone predation, and biodiversity loss (Cambio climático, depredación clave y pérdida de biodiversidad) llevado a cabo por especialistas de la Universidad de British Columbia desde la costa oeste de la Isla de Vancouver, en Canadá, hasta las Islas de San Juan, en Estados Unidos, donde la temperatura del agua ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. El estudio demostró que, en los lugares más fríos, los mejillones y los percebes pueden seguir viviendo a niveles más altos, alejados de sus depredadores. Pero cuando la temperatura aumenta, estas especies ocupan niveles más bajos dentro del agua, lo que las sitúa a la misma altura que las estrellas de mar. Este hecho ha ocasionado la pérdida de un 51% de los yacimientos de los mejillones en general e incluso algunos bancos han desaparecido completamente.

Pero, ¿cómo afecta esta pérdida de biodiversidad a la salud humana? Ahora, una reciente investigación con docenas de especies de peces silvestres que se consumen comúnmente en la Amazonía peruana concluye que las personas allí van a sufrir una gran escasez nutricional si continúan las pérdidas continuas en la biodiversidad de los peces. Y el uso de la acuicultura y otros sustitutos no lo compensa. La investigación tiene implicaciones mucho más allá de la Amazonía, ya que la diversidad y abundancia de alimentos recolectados en la naturaleza está disminuyendo en los ríos y lagos a nivel mundial, así como en la tierra. De hecho, aproximadamente 2 mil millones de personas en todo el mundo dependen de alimentos no cultivados.

Los expertos estudiaron el departamento rural de Loreto en la Amazonía peruana, donde la mayoría de los 800.000 habitantes comen pescado al menos una vez al día, o un promedio de unos 52 kilogramos al año. Esta es su fuente principal no solo de proteínas, sino también de ácidos grasos y oligoelementos esenciales, como hierro, zinc y calcio. Desafortunadamente, no es suficiente; una cuarta parte de todos los niños están desnutridos o con retraso en el crecimiento, y más de una quinta parte de las mujeres en edad fértil tienen deficiencia de hierro.

Las diferentes especies de animales y plantas contienen diferentes proporciones de nutrientes, por lo que la biodiversidad es clave para una nutrición humana adecuada, dicen los investigadores. “Si los peces disminuyen, la calidad de la dieta disminuirá”, dijo el coautor principal del estudio, Shahid Naeem, director del Centro de Sostenibilidad Ambiental del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia.

PescadosLa biodiversidad es esencial para una correcta alimentación

Es difícil predecir exactamente qué especies llenarán los vacíos que quedan cuando otras disminuyan, pero los investigadores proyectan que el valor nutricional general de la captura caerá en picado cuando aproximadamente 40 de las 60 especies alimenticias escaseen o se extingan.

Para compensar, los investigadores observaron que la producción de pollo en la región creció alrededor de tres cuartas partes entre 2010 y 2016, y la acuicultura casi se duplicó. Pero al analizar los valores nutricionales de los animales de granja, encontraron que por lo general ofrecen una nutrición más pobre que una mezcla diversa de peces silvestres. En particular, el paso al pollo y la acuicultura probablemente exacerbará las ya graves deficiencias de hierro de la región y limitará el suministro de ácidos grasos esenciales, aseguran.  

Además de esto, la cría de pollos y la acuicultura ejercen mucha más presión sobre el medio ambiente que la pesca. Además de fomentar la tala de bosques para producir alimento para los animales, la cría de animales produce más gases de efecto invernadero e introduce fertilizantes y otros contaminantes en las aguas cercanas.