Portada de mérito hoy es la de La Vanguardia (y un poco la de El Periódico), que abre con cosas de sustancia —si el mercado laboral se recupera del confinamiento, y más bien parece que sí— y no publica ni pequeño el caso chapucero que excita al resto de diarios: los engaños cruzados entre Fernando Grande-Marlaska, el juez que ejerce como ministro del Interior, y Diego Pérez de los Cobos, el coronel de la Guardia Civil que ejercía de jefe de la Comandancia de la cosa en Madrid.

Uno y otro parecen haber hecho muchos méritos para salir en globo. El exjuez ha dicho a las Cortes (que es como se llama en España al conjunto de las cámaras legislativas) que había destituido al exjefe de la represión del 1-O para renovar el instituto armado. El entorno de De los Cobos, en cambio, hace correr la versión de que lo han echado por negarse a informar a Interior de la investigación sobre la manifestación feminista del 8-M y la pandemia, encargada por la jueza Rodríguez Medel a los guardias civiles de su comandancia (de él). Como es de ley, insiste el uniformado, él no sabía qué investigaban sus agentes ni conocía el atestado porque, como policía judicial, están sometidos sólo a la jueza, que había ordenado silencio total y tal y pascual.

Todo eso incluso podría encajarse a martillazos. Ahora ya es imposible por dos hechos conocidos ayer. Uno, que De los Cobos había dicho a Interior que la investigación estaba parada, según el ministerio. Dos, que se filtró el atestado (una chapuza del mismo nivel que las que se fabricaron para el juicio del 1-O, entre otros), motivo por el que Marlaska "perdió la confianza" en De los Cobos al sentirse engañado —y no porque quería "reestructurar" el cuerpo armado, etcétera.

Sí. Es lo que estás pensando: se engañan unos a otros —y tú también eres muy dueño de sentirte engañado o, como hacen los diarios, de elegir la versión que más rabia te dé.

La partida será larga. El "sector De los Cobos" incluye a buena parte de los jueces y fiscales reunidos en las asociaciones profesionales, mayoritarias y conservadoras, de los respectivos gremios. También las agrupaciones de la Guardia Civil —son los sindicatos del cuerpo en todo excepto en el nombre porque, legalmente, no pueden existir— que no han sido amansadas por la ministerial promesa de gastar 247 millones de euros para mejorarles los salarios, cosa que harás bien en interpretar como quieras, ya nos entendemos. Encima, este sector cuenta con el apoyo de una artillería mediática muy superior en número e influencia —casi todas las teles y radios— a la del "sector Marlaska".

Como todas las guerras, esta tampoco acabará bien.

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