Jaume Collboni llega 5 minutos tarde al Palau Macaya, donde se celebra el cara a cara con ElNacional.cat. Muy a menudo, la impuntualidad es un agravio azaroso, pero a cuatro semanas de las municipales, «azar» no parece ser una palabra que recoja el código terminológico de ningún partido. Collboni no llega 5 minutos tarde y punto: Collboni llega 5 minutos tarde por culpa del tráfico y, tres cuartos más tarde, se mostrará contrario al modelo supermanzana, expresará su preocupación por la confusión circulatoria de Barcelona, y localizará la contaminación y el ruido como dos enemigos a abatir, a la vez que —paradójicamente— hará una defensa abierta del vehículo privado.
Un semáforo en rojo inoportuno, bien jugado, se puede convertir en argumentario político.
Jaume Collboni durante el cara a cara de ElNacional.cat / Foto: Carlos Baglietto
Que el candidato socialista ocupa una posición logística muy diferente de la del resto de alcaldables es un hecho que viene con el cargo: no es lo mismo espolear desde la oposición que trabajar desde la primera tenencia de alcaldía, de la misma forma que no es lo mismo el frenesí de la soltería que la relación que, haciendo aguas, va a tientas. Al acabar la pandemia, hilaba relato Collboni durante el coloquio, la relación del PSC con los comunes se deterioró. Hacerlo público a los electores es citarse con un eventual amante para comunicarle que tú y tu pareja todavía no habéis roto, pero que os estáis dando un tiempo.
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La palabra clave es flirteo, y mi amigo Antonio J. Rodríguez dice que el flirteo nos hace mejores personas. Altamente óptimas, mejor plantadas; menos como realmente somos. Es una búsqueda de orgullo y de autoestima, dos sentimientos que, según Collboni, Barcelona necesita volver a hacerse suyos. Volver: "La nostalgia de la Barcelona que fue", declaraba el político, "es la nostalgia por la Barcelona socialista". Porque podemos flirtear, o podemos no hacerlo; si lo hacemos, sin embargo, nunca dedicamos tantos recursos, esfuerzos y colutorio como cuando nos emperifollamos para una expareja. Óptimo, apuesto; menos tú.
Hacer público a los electores la degradación de la relación entre PSC y Barcelona en Comú es como citarse con un eventual amante para comunicarle que tú y tu pareja todavía no habéis roto, pero que os estáis dando un tiempo
Mirando hacia el pasado, pero esta vez sin rehuir la ira, durante el coloquio, Collboni recordaba como, al hacerse públicos los resultados de las anteriores municipales, el discurso de victoria de Ernest Maragall "nos preocupó" —en plural, porque sin pluralidad, de mejor o de peor digerir, Ada Colau no habría podido reeditar su mandato. La preocupación de Collboni, todavía hoy, se concreta en una de sus tres condiciones para alargar la mano a otros partidos más allá del 28 de mayo, junto con el crecimiento económico y las políticas sociales: la lealtad a las instituciones europeas y, sobre todo, al Estado Español.
Velar por España: si, hace cuatro años y con Ciudadanos todavía de pie, era Manuel Valls el hombre encargado de esta empresa, ahora esta pelota vuelve bajo el dominio de quien ha estado siempre; porque, como decía Collboni en el coloquio, "afortunadamente, hemos superado 2019".