Según el InformeCAT 2025 —“una recopilación de cincuenta datos que ofrecen una visión general del estado en el que se encuentra el catalán” que Plataforma per la Llengua elabora anualmente— “un 50,5% de los catalanohablantes de Catalunya han renunciado en alguna ocasión a utilizar su lengua para ‘evitar problemas’”. Evitar problemas para causar uno mayor: que desaparezca tu propia lengua. ¿Qué problemas se quieren evitar? ¿Ofender a alguien que no habla catalán? Mucho mejor ofenderte a ti mismo dejando de hablar tu lengua. Ir poniendo siempre la otra mejilla como si fuéramos insensibles. ¿No te entienden y no te sirven en una tienda, restaurante, cafetería… o no te entregan el paquete que has pedido por internet? Mucho mejor bajar la cabeza y ceder al castellano que plantarnos, cerrar filas (Catalunya tiene un gran poder adquisitivo), mandarlos a la porra y comprar en otro lado donde nos atiendan en catalán. Ya se espabilarán a obligar a los trabajadores a que lo hablen la próxima vez si no quieren perder una gran cantidad de clientes. Nos lo tenemos que creer porque, si vamos cabizbajos y nos ponemos a temblar cada vez que alguien nos dice que hablemos en castellano en nuestra propia tierra, la lengua catalana estará perdida. Y también será culpa nuestra, por no defenderla y amarla como se merece.

Cuando un español se va a Francia, a Alemania, a Rusia —donde queráis—…, dudo que le exija a un habitante de esos países que le responda en castellano. Primero de todo porque seguramente no lo entenderán, y después, porque le dirán que se joda si no habla la lengua del país donde está, que se espabile. Y si quiere trabajar allí, mejor que se esfuerce en aprender la lengua de aquel país porque, si no, o se irá pitando a su casa o tendrá que pedir limosna por las calles. Imaginaos que en vez de contestaros en castellano el mensajero os contestara en ruso o en chino (lenguas que la mayoría de nosotros no hablamos), ¿qué haríais para evitar problemas? ¿Ir corriendo a una escuela de idiomas para hacer un cursillo intensivo de tres minutos para poder contestarles en su lengua para no ofenderlos? Vete a un pueblo de Andalucía o de Extremadura y diles que no les pagarás lo que te acabas de comer si no te hablan en catalán, a ver si también se van corriendo a una escuela de idiomas a aprender el catalán para no ofenderte. Parecemos un poco imbéciles, por no decir mucho.

Una lengua no es solo un conjunto de signos que sirve para comunicarse; una lengua es mucho más que eso. Una lengua es una manera de pensar, de hacer humor; una manera única de comunicarse; un legado histórico y cultural

¿Sabéis lo que significa que se muera una lengua? Creo que no nos hacemos a la idea de lo que significa. Una lengua no es solo un conjunto de signos que sirve para comunicarse; una lengua es mucho más que esto. Una lengua es una forma de pensar, de hacer humor; una forma única de comunicarse; un legado histórico y cultural… ¿No os ocurre a veces que no podéis traducir exactamente lo que pensáis al castellano? ¿Que le falta algo, que no significa exactamente lo mismo? Por ejemplo, ¿cómo traducís el Déu-n’hi-do o el ara pla! o el això rai o el verbo caldre (tan práctico y tan único), o nuestro pronombre débil en (¿cómo traduciríais un no en tinc pas d’això?)… Esto ocurre porque cada lengua es única, irrepetible y tiene sus propias singularidades. Las bromas no pueden hacerse igual en todas las lenguas por este motivo, porque nosotros nos entendemos los dobles sentidos y los de fuera no (hemos compartido muchos años de historia) y porque la sonoridad de nuestra lengua es única (como la de todas las demás). Una lengua refleja la forma de pensar de un colectivo; una forma de expresarse y de ser; una lengua es una fotografía de cómo somos y de quiénes somos. Una lengua refleja una evolución fonética, sintáctica y morfológica única e irrepetible. ¿Por qué elegimos decir las cosas de esta manera y no de esa otra? ¿Nos pareció más fácil decirlo así? ¿Por qué, en cambio, un hablante de inglés, de wólof o de kurdo encontró más fácil decirlo de esta otra forma? ¿Por qué el castellano no tiene el pronombre débil en, y el francés, el italiano y el catalán sí (a pesar de ser todas lenguas románicas)? Si matamos una lengua, matamos todo esto. Yo no sé vosotros, pero yo no quiero ese peso en mi espalda, ya voy bastante cargada de traumas. Al final la nariz me tocará los pies y tendré que rodar como una bola de billar para desplazarme de un sitio a otro.