El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continua con la deriva autoritaria en medio del momento de crisis política y polarización que atraviesa el país tras la muerte del activista ultraderechista Charlie Kirk. El mandatario republicano ha afirmado este miércoles que declarará como grupo terrorista en territorio americano al movimiento antifascista. El 'Antifa' es un movimiento político de izquierdas con relativa presencia en el país, descentralizado y sin una estructura organizativa clara, como pasa en Europa. Movilizados a través de las redes sociales, los Antifa han contribuido a importantes manifestaciones en Estados Unidos para denunciar la muerte violencia de George Floyd a manos de la policía en 2020 o contra la administración de Trump en su primer mandato y tras su vuelta al poder este año.
Trump ha tildado a este movimiento antifascista de "un desastre enfermo, peligroso y de izquierda radical" y se ha pronunciado "encantado" de informar "a nuestros patriotas americanos" que va a designar a Antifa como "una gran organización terrorista". En una breve publicación en su red social, Truth Social, Trump ha aseverado este miércoles que se investigará "con los máximos estándares legales y prácticas" a quienes puedan estar detrás o los pueda financiar. En su publicación, el mandatario no aclara qué mecanismo usaría para tal designación, ya que Antifa es una red muy descentralizada en EE.UU. que aglutina activistas de todo tipo que se definen como anarquistas, anticapitalistas o comunistas y que carece de un liderazgo definido o estructura sólida. Esto hace incierto quién o qué sería exactamente el objetivo y enciende las alarmas sobre más posibles detenciones arbitrarias como las que se han producido durante sus redadas masivas antiinmigrantes.
La realidad es que Trump ya ha acusado a Antifa en numerosas ocasiones de incitar la violencia, incluyendo los disturbios posteriores a la muerte de George Floyd en 2020 en su primer mandato, y había manifestado su deseo de designarlo como grupo terrorista en múltiples ocasiones, aunque expertos y funcionarios han subrayado la dificultad legal de sancionar a un colectivo tan etéreo e indefinido. Sin embargo, el presidente estadounidense ya avisó hace días que adoptaría medidas, previa consulta con su Gabinete y con el Departamento de Justicia del país, tras el asesinato de Charlie Kirk el pasado 10 de septiembre. Unos hechos que atribuyó sin pruebas a la "izquierda radical".
La larga cola del asesinato de Kirk
Esta no es la única consecuencia que está desencadenando la muerte violenta de Charlie Kirk, a quien Trump y su movimiento MAGA —Make America Great Again— han querido convertir en un mártir nacional. Varios empleados de empresas y universidades en Estados Unidos han sido despedidos o sancionados por comentarios considerados inapropiados sobre el asesinato de Kirk. Entre ellos figuran trabajadores de Nasdaq, Perkins Coie y un estudiante de la Universidad Estatal de Texas, expulsado por imitar el asesinato durante una vigilia.
De hecho, este mismo miércoles se ha conocido que la cadena de televisión ABC ha suspendido "indefinidamente" el programa tipo late night del popular cómico Jimmy Kimmel tras 22 años en antena por haber señalado en su monólogo que el movimiento trumpista está "intentando desesperadamente caracterizar a este chico (Tyler Robinson) que ha asesinado a Charlie Kirk como cualquier cosa menos de ser uno de ellos, y haciendo todo el posible para sacar rédito político". Trump ha celebrado la cancelación del show de Kimmel, de quien ha dicho que tiene "cero talento", de igual forma que celebró el fin del 'The Late Show' de Stephen Colbert este verano. Este último se justificó por razones financieras de la cadena CBS, si bien en ambos casos sobrevuela la alargada sombra de Trump y voces del Partido Demócrata o del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos han apuntado a las posturas críticas de ambos presentadores con el presidente americano como causa subyacente.