Gran parte del éxito que hemos tenido en esta administración se debe directamente a la capacidad de Charlie para organizar y convocar. No solo nos ayudó a ganar las elecciones de 2024, sino que también nos ayudó a dotar de personal a todo el gobierno”, escribió en X el vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance, después de conocerse el asesinato de Charlie Kirk. Su mensaje resume a la perfección el papel central que este joven comentarista y activista conservador tuvo en el ascenso de Donald Trump y del movimiento MAGA.
Kirk se convirtió en uno de los principales puentes entre Trump y el voto joven, un segmento tradicionalmente difícil para los republicanos. Consiguió conectar a través de Turning Point USA, la organización que fundó en el 2012 y que rápidamente se convirtió en una de las plataformas políticas más influyentes del país, con millones de dólares recaudados para las campañas republicanas. Esta red demostró su fuerza en las elecciones del 5 de noviembre de 2024, cuando solo en Arizona consiguió movilizar a 125.000 personas a favor de Trump, un margen decisivo en un estado ganado solo por los republicanos por tan solo 187.000 votos.
Para Trump y sus aliados, Kirk era mucho más que un activista: era una figura estratégica que contribuyó a canalizar el descontento juvenil en apoyo al magnate americano. Tanto Trump Jr. (el hijo de Donald Trump) como Vance mantenían una relación estrecha con él, hecho que facilitó su acceso a la Casa Blanca y consolidó su papel como intermediario con donantes y militantes. Su capacidad para conectar con los jóvenes no pasó desapercibida. The Atlantic lo definió como “una de las personas no electas más influyentes de Estados Unidos”, mientras que Trump lo describió como alguien que entendía profundamente la juventud norteamericana.
Las controversias que rodearon a Kirk
Pero su poder de organización fue más allá de las campañas electorales. Kirk también tuvo un papel destacado en episodios polémicos de la historia reciente de los Estados Unidos, como cuando él mismo reconoció haber coordinado el envío de 80 autobuses llenos de seguidores de Trump a Washington para asistir a la concentración del 6 de enero de 2021, que acabó derivando en el asalto al Capitolio, impulsado por las falsas acusaciones de fraude electoral. Además, tanto él como Turning Point USA fueron objeto de varias controversias que marcaron su trayectoria: la creación de portales para señalar profesores acusados de “adoctrinamiento de izquierdas”; la filtración en el 2017 de mensajes de una exdirectora que admitía odiar a los afroamericanos; investigaciones periodísticas que sugerían una coordinación política de su organización con campañas republicanas, a pesar de que su estatus de ONG le impedían participar directamente en elecciones; y múltiples declaraciones polémicas por parte de dirigentes de Turning Point, algunas de ellas racistas o xenófobas.
A pesar de esta controversia, Kirk era una figura muy apreciada dentro del entorno trumpista. Pocos días después de su segunda victoria electoral, Trump lo elogió públicamente, describiéndolo como “un hombre increíble” y agradeciendo a él y a su equipo los “esfuerzos incansables” que, según el presidente, fueron cruciales por conseguir una “victoria histórica”.
Turning Point USA: del campus universitario a un gigante del trumpismo
Turning Point USA, la organización que él mismo creó con solo 18 años en el 2012 a partir de un pequeño grupo estudiantil en Chicago, tenía la misión inicial de promover el libre mercado y reducir el papel del Estado en un entorno universitario dominado por asociaciones progresistas. Con el apoyo inicial de donantes conservadores como Foster Friess, se consolidó como una ONG con sede en Arizona y el lema “Big Government Sucks” (“Un gobierno grande da pena”), que resonó rápidamente entre estudiantes republicanos.
En menos de una década, Turning Point pasó de ser una asociación marginal a establecerse en miles de campus e institutos de los Estados Unidos, organizando debates, conferencias y campañas digitales. Con el ascenso de Trump, el grupo amplió su discurso: de economía e impuestos pasó a cuestionar el feminismo, el derecho al aborto, la inmigración y la diversidad racial. Kirk no dudaba a hacer afirmaciones provocadoras, como declarar que EE.UU. “es un país cristiano y tendrían que seguir siéndolo” o cargar contra figuras mediáticas como Taylor Swift, a quien pidió “sumisión” a su futuro marido como ejemplo de mujer tradicional.
Este discurso combativo lo hizo inmensamente popular entre sus seguidores y una figura central del trumpismo cultural. Turning Point creció exponencialmente y hoy mueve presupuestos superiores a los 70-85 millones de euros anuales, con un equipo de centenares de trabajadores, acontecimientos multitudinarios y una amplia maquinaria mediática que incluye pódcasts, programas de formación para líderes estudiantiles y una potente presencia en las redes sociales.
Influencer, orador e icono del conservadurismo juvenil
Con solo 31 años, Charlie Kirk ya era una de las voces más influyentes del conservadurismo norteamericano. Era organizador político, líder de organizaciones y orador habitual, pero también una figura mediática con millones de seguidores: 11 millones en Instagram, 5 millones en YouTube y 4 millones en TikTok. Su pódcast The Charlie Kirk Show era uno de los más seguidos de la derecha estadounidense, y este sábado emitió su programa semanal con su silla vacía como homenaje.
Kirk destacaba por una habilidad poco habitual entre políticos y comunicadores, ya que sabía captar y mantener la atención de los jóvenes. Su lema “Demuéstrame que estoy equivocado” definía su estilo directo, donde después de sus discursos que pronunciaba en los actos por todo el país, invitaba a los jóvenes —sobre todo en campus universitarios— a venir delante del escenario para debatir con él. De estos enfrentamientos con jóvenes de izquierda salían los vídeos virales que lo convirtieron en una estrella de las redes y un icono del movimiento conservador. Precisamente eso era lo que hacía el día que fue asesinado, en el marco de su gira The American Comeback, impulsada por Turning Point y que había empezado en la Universidad de Utah y que tenía previsto recorrer campus en Colorado, Minnesota, Virginia, Montana, Dakota, Indiana, Louisiana y Misisipi, con entradas agotadas en varias paradas.