Los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladímir Putin, han mostrado una posición conjunta contra los recientes ataques de Israel sobre Irán en medio de la escalada de tensión que amenaza la estabilidad del Oriente Medio. En una conversación telefónica mantenida la noche del jueves, ambos líderes han condenado firmemente las acciones militares israelíes y muestran así su voluntad de evitar el conflicto en el cual Donald Trump está considerando entrar. Los mandatarios de los dos países, que son clave para los Estados Unidos en materia comercial y geopolítica, han destacado la necesidad urgente de una desescalada militar y la voluntad de solucionar el conflicto por la vía diplomática.
Israel e Irán son rivales históricos, y ni China ni Rusia se han puesto nunca en medio de forma directa. La Revolución Islámica de 1979 supuso la rotura del Irán de las relaciones con Israel y, durante décadas, el conflicto se ha desarrollado principalmente a través de guerras por delegación, operaciones secretas, ciberataques y apoyo a milicias como Hizbulá en el Líbano o Hamás en Gaza —financiadas y armadas por Irán. Israel, por su parte, ha respondido con ataques selectivos contra objetivos iraníes y asesinatos de científicos nucleares, buscando frenar el programa atómico iraní, que percibe como una amenaza existencial y que critica abiertamente desde hace más de treinta años. Ahora, el ataque de Israel se quiere justificar por la proximidad de Irán al “punto de no retorno” en el desarrollo de un arma nuclear, y el posible apoyo de Donald Trump pasa por la premisa compartida de “Evitar el Irán nuclear cueste lo que cueste”.
China y Rusia no quieren oír hablar de escaladas militares (en Oriente Medio)
Tanto Xi Jinping como Vladímir Putin consideran que no existe solución militar a la problemática de la nuclearización de Irán. El líder chino ha subrayado explícitamente que la prioridad absoluta tiene que ser conseguir un alto el fuego inmediato entre Israel y el Irán, insistiendo en que el uso de la fuerza no es la vía adecuada para resolver disputas internacionales. Xi ha hecho un llamamiento a los “grandes poderes” para contribuir a la calma y evitar una escalada que podría tener consecuencias devastadoras para la región. Putin, por su parte, ha reiterado su oferta para que Rusia actúe como mediadora en el conflicto, defendiendo que cualquier solución tiene que pasar por la vía política y diplomática. Ambos líderes coinciden en que la preocupación de Occidente por el programa nuclear iraní no puede ser abordada mediante acciones militares, sino a través del diálogo y la negociación.
El hecho de que los Estados Unidos estén considerando la posibilidad de implicarse militarmente al lado de Israel incrementa la importancia de esta declaración de intenciones de los dos gigantes mundiales. Tanto China como Rusia buscan proyectarse como alternativas a la influencia occidental y como voces razonables que apuestan por la desescalada y la resolución pacífica de los conflictos. Sin embargo, vale la pena recordar que cada uno tiene sus quebraderos de cabeza: este viernes, Taiwán ha detectado la cifra mayor de incursiones de aeronaves de guerra chinas en ocho meses (46 en un día), y Rusia sigue discretamente con su “operación militar especial” en Ucrania, que lentamente va quedando en el olvido. Así pues, el tono elevado de Trump se entiende teniendo en cuenta que solo tres de los nueve países con capacidad nuclear son miembros de la OTAN, y es por eso Xi Jinping y de Putin se pueden permitir hacer volar palomas emitiendo inocentes clamores de paz.