El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha comparecido este domingo ante la prensa extranjera desde su oficina en Jerusalén, en una rueda de prensa marcada por la defensa del plan de guerra aprobado recientemente por el gabinete de seguridad, el cual ha generado un aumento de la presión internacional hacia el Estado judío. El mandatario ha abierto su intervención recordando los cinco puntos clave de la reunión, entre los cuales destacan el desarme completo de Hamás y el retorno de todos los rehenes. Netanyahu ha acusado al grupo islamista de mantener "miles de terroristas armados" en la Franja de Gaza, con el objetivo declarado de "destruir" Israel y repetir "la salvajada" de los ataques del 7 de octubre de 2023. Definiendo Hamás como una "organización genocida", ha asegurado que ningún país toleraría tener "a un tiro de piedra de su frontera" una entidad decidida a su aniquilación y ha insistido en que Israel "no tiene más remedio" que "completar el trabajo y derrotar" al grupo. "No cometeremos un suicidio nacional", ha dicho.

Netanyahu ha justificado su comparecencia como un ejercicio para "desmontar las mentiras" que, según su opinión, circulan sobre la situación en el enclave palestino, especialmente con respecto a la situación humanitaria. Ante las acusaciones de utilizar el hambre como arma de guerra, el primer ministro ha replicado que, si Israel estuviera aplicando "una política de hambruna, nadie en Gaza habría sobrevivido después de dos años de combates". En este sentido, el mandatario ha atribuido la falta de suministros a una estrategia deliberada de Hamás y ha asegurado que el Estado judío ya ha enviado "toneladas de ayuda humanitaria" al interior de la Franja, pendiente de distribución. "Los únicos que están siendo deliberadamente matados de hambre son nuestros rehenes por parte de los monstruos de Hamás", ha remachado.

Con respecto al polémico plan de ocupar Ciudad de Gaza, aprobado la madrugada del viernes por su gabinete de seguridad, Netanyahu ha insistido en que el objetivo no es mantener una ocupación permanente, sino "liberar" el enclave. Según él, los habitantes "nos suplican y suplican al mundo" que se les libere del control de Hamás, y la guerra podría acabar inmediatamente si el grupo islamista "libera a los rehenes y depone las armas". Sin concretar calendarios, el primer ministro ha admitido que espera que las nuevas operaciones en la Franja se completen "bastante rápidamente (...) para entrar en el último bastión de Hamás", aunque ha evitado dar plazos exactos.

Netanyahu ha asegurado que Israel permitirá a la población civil abandonar con seguridad las zonas de combate hacia áreas designadas como seguras, donde recibirán alimentos, agua y asistencia médica "como hemos hecho antes". El objetivo, dijo, es evitar una crisis humanitaria mientras se prepara el futuro del enclave. Según el primer ministro, tras la derrota de Hamás, Gaza será desmilitarizada, Israel mantendrá la principal responsabilidad de seguridad, se habilitará una zona de protección en la frontera para prevenir nuevas incursiones y se establecerá una administración civilque quiera vivir en paz con Israel”. Sin embargo, este “plan para el día después de Hamás” sigue lleno de interrogantes: la BBC señala que Netanyahu ha sido “intencionadamente impreciso” sobre qué fuerzas árabes podrían asumir la gestión del territorio, y recuerda que Jordania y Egipto, pese a estar dispuestos a cooperar, rechazan entrar en Gaza bajo.

El distanciamiento alemán

La decisión sin precedentes de Alemania de suspender todas las exportaciones de equipamiento militar a Israel también ha sido tratada por Netanyahu. El primer ministro ha afirmado que "respeta" al canciller Friedrich Merz, pero considera que "ha cedido a las mentiras y falsas informaciones de la televisión". El mandatario ha defendido que, "contrariamente a las afirmaciones falsas, nuestra política durante la guerra ha sido prevenir una crisis humanitaria, mientras que la política de Hamás es crearla". En este sentido, ha lamentado que "muchos líderes me dicen 'sabemos que tienes razón', pero no son capaces de hacer frente a la presión pública". Netanyahu ha comparado las peticiones para detener la ofensiva con "pedir que no acabaran con los nazis cuando estaban acorralados en Berlín" y ha pronosticado que Merz "cambiará su manera de hacer política" solo "cuando hayamos ganado la guerra".

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Paralelamente a la comparecencia de Netanyahu, el Consejo de Seguridad de la ONU ha iniciado una sesión de emergencia para abordar el plan israelí de tomar el control de Ciudad de Gaza, una decisión que ha encendido de nuevo la presión internacional contra Israel. En una declaración conjunta, los impulsores de la reunión —entre ellos Reino Unido, Dinamarca, Francia, Grecia y Eslovenia— han instado a Israel a "revertir urgentemente" su decisión, advirtiendo que puede "violar el derecho internacional humanitario" y "poner en peligro la vida de todos los civiles en Gaza". Según estos países, el plan no contribuirá al retorno de los rehenes e incluso podría aumentar el riesgo para sus vidas. La declaración también califica el hambre que sufre el enclave de "crisis provocada por el hombre" y reclama "acción urgente" para detenerla, así como levantar las restricciones a la entrada de ayuda para que la ONU y las organizaciones humanitarias puedan operar con seguridad y a gran escala.