La crisis humanitaria en la Franja de Gaza ha alcanzado un nuevo y trágico hito. Solo durante la última semana, la malnutrición ha provocado la muerte de 79 personas, superando el número total de víctimas por esta causa durante todos los 21 meses anteriores de conflicto, según las autoridades sanitarias de la región. Se trata de un dato alarmante que, según expertos en seguridad alimentaria y médicos locales, podría ser incluso una estimación conservadora.
El escenario que describe la Clasificación Integrada de Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC) es devastador: "El peor escenario posible de hambre se está desarrollando actualmente en Gaza", con una población atrapada entre bombardeos, desplazamientos forzados y un colapso total de los servicios esenciales. El IPC es una iniciativa global que trabaja con 21 grupos de ayuda, organizaciones internacionales y agencias de la ONU para evaluar los niveles de hambre en población en riesgo. "Hay que tomar medidas inmediatas para aliviar el sufrimiento catastrófico de la población de Gaza", alertan a los expertos de esta iniciativa global.
El hambre no solo avanza rápidamente, sino que mata de forma silenciosa y acelerada. La cifra récord de muertes de esta semana pone en evidencia el impacto directo que tienen el acceso limitado a alimentos, la falta de ayuda humanitaria, y la destrucción del sistema sanitario sobre la vida de civiles, especialmente niños. Más de 20.000 niños han necesitado tratamiento por malnutrición aguda desde abril, y más de 3.000 sufren malnutrición grave. Al menos 16 niños menores de cinco años han muerto por hambre solo desde el 17 de julio.
Miles de muertos intentando conseguir alimentos
Las condiciones son extremadamente peligrosas para quien intenta obtener comida. Más de 1.000 personas han muerto desde el 27 de mayo mientras intentaban acceder a alimentos, un dato que ilustra la magnitud del peligro asociado a la mera búsqueda de subsistencia. Aunque organizaciones como la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) han conseguido distribuir más de 89 millones de raciones de comida, la mayoría no están listas para consumir y requieren agua y combustible, elementos escasos o inexistentes. Eso deja fuera de alcance la población más vulnerable, que no puede llegar a los puntos de distribución militarizados.
El consumo de alimentos ha caído en picado. Una de cada tres personas pasa días sin comer, y la proporción de hogares en situación de hambre extrema se ha duplicado entre mayo y julio. La mayor parte de Gaza ha superado el umbral de hambre (Fase 5 de la IPC), una clasificación que marca la última etapa antes de la muerte masiva por inanición.
Ante este colapso humanitario, las organizaciones internacionales reclaman un alto el fuego inmediato. Sin un paro de las hostilidades y sin un acceso humanitario seguro y libre, más vidas seguirán perdiéndose de manera evitable. Hace falta restablecer los servicios básicos, garantizar el flujo de alimentos y asistencia médica, y poner fin a una tragedia que ya ha superado límites insoportables, exigen las organizaciones.