Hace más de una década que la región de Donetsk actúa como epicentro de la resistencia ucraniana. Al mismo tiempo, es una de las principales obsesiones estratégicas de Rusia, que busca tomar el control total de este óblast. Durante la cumbre de Alaska, Vladímir Putin planteó a Donald Trump la idea de congelar la guerra sobre la actual línea del frente si Kiev aceptaba ceder Donetsk y Luhansk, hecho que reabrió el debate sobre el valor real de este territorio. Rusia controla actualmente en torno al 70% de Donetsk —Luhansk ya ha caído por completo—, pero una franja occidental del óblast todavía sigue en manos de las tropas ucranianas: 6.600 kilómetros cuadrados de territorio donde todavía viven unas 240.000 personas. Esta zona se ha convertido en todo un baluarte de la resistencia ucraniana, que tiene instaladas sus últimas posiciones fortificadas, levantadas en el 2014 para tratar de frenar el avance ruso en el Donbás. Además de un símbolo de defensa, Donetsk es también el punto neurálgico de las operaciones ucranianas. Si Rusia consiguiera controlarla, consolidaría su reivindicación internacionalmente no reconocida sobre el óblast, además de evitar abundantes pérdidas militares y utilizar la zona como trampolín para futuros ataques.

Una muralla inexpugnable en el corazón del conflicto

Un informe reciente del Instituto para el Estudio de la Guerra —ISW, por las siglas en inglés— describe la franja de Donetsk todavía controlada por Ucrania como un "cinturón fortificado" que se extiende a lo largo de 50 km por el oeste del óblast. Construido durante once años, presenta trincheras, búnkeres, campos minados y obstáculos antitanques, lo que la convierte en una de las defensas más sólidas que Kiev ha conseguido consolidar en toda la línea de combate. Para muchos analistas, representa una muralla que Rusia difícilmente podrá superar a corto plazo: se estima que conquistar completamente la región podría llevar al ejército ruso varios años. Además, a diferencia de otras zonas del país, Donetsk ha sido escenario de algunos de los conflictos más sangrantes de toda la guerra: Mariúpol quedó prácticamente destruida después de dos meses de asedio; Bajmut dejó miles de bajas en ambos bandos; Avdíivka cayó después de una intensa guerra urbana. La región parece concentrar los episodios de mayor ferocidad y violencia del conflicto, hecho que refuerza su papel como núcleo de la resistencia ucraniana. Por otra parte, las imágenes vistas en otras regiones como Bucha, Jersón o Járkov, una vez liberadas de la ocupación rusa, ponen en evidencia la suerte que corren los ucranianos bajo dominio ruso: listas negras, torturas, terror y ejecuciones.

Donetsk, símbolo nacional y línea roja para Ucrania

Donetsk, como Luhansk, es un territorio que la mayoría de ucranianos nunca ha visitado, y muchos lo conocen como parte del esfuerzo bélico de sus brigadas a raíz del conflicto iniciado en el 2014. Se trata de una zona que, después de una gran despoblación durante la Segunda Guerra Mundial, fue rusificada por Stalin en la década de 1950. En consecuencia, hoy en día, la mayor parte de la población que habita allí es rusófona. Este factor permite alimentar la narrativa histórica y simbólica del Kremlin, que considera el territorio "naturalmente ruso" a causa de su composición demográfica y lingüística. Con este precedente, Moscú orquestó el levantamiento separatista de 2014, así como el anuncio de anexión de 2022, en que Vladímir Putin aseguró haber incorporado Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia a los territorios de la Federación Rusa. Ahora, acabar el trabajo en Donetsk es vital para Vladímir Putin, que busca consolidar la "liberación" de unos territorios que forman parte de la "Rusia histórica".

Ucrania, en caso de ceder esta franja occidental, no solo perdería la batalla militar, cediendo un territorio estratégico y forzando el desplazamiento de sus ciudadanos, sino también la simbólica: legitimaría la invasión rusa y supondría una traición al sacrificio de los soldados y civiles que han muerto defendiendo el óblast. Además, en la zona todavía viven muchos ucranianos rusófonos que, a pesar de lo que intenta hacer ver la propaganda rusa, se sienten ucranianos y no quieren mudar de identidad. Ucrania todavía se siente moralmente unida a este terreno, por el cual ha luchado con intensidad desde hace más de una década. Muchas de las unidades militares que hoy ocupan altos cargos al ejército se forjaron en Donetsk, combatiendo contra Rusia desde 2014. Por todo eso, Volodímir Zelenski no solo no quiere ceder la región a Putin, sino que directamente no puede: aceptar la pérdida de un territorio como Donetsk significaría el fin de su etapa como presidente del país, ya que tanto el ejército como el pueblo ucraniano forzarían la caída de su gobierno.

Tropas ucranianas en Donetsk / Europa Press

La paz a cambio del territorio

Los intentos de forzar Kiev para que acepte entregar la región como parte de un eventual acuerdo de paz, escenario que Donald Trump parece contemplar como la alternativa más viable para resolver el conflicto, chocan con la visión del gobierno ucraniano, validada y apoyada por sus socios europeos. Zelenski cree que cualquier concesión en el Donbás a cambio de una hipotética paz significaría "hipotecar la supervivencia del Estado ucraniano". La pregunta de por qué el Donbás en general y Donetsk en particular son tan importantes para Ucrania tiene múltiples respuestas: es la última gran fortificación defensiva del país, es un territorio con una topografía muy particular que puede decidir el curso de la guerra, es un símbolo de resistencia nacional y, finalmente, es un botín que el Kremlin anhela obtener. Mientras se producen intensos capítulos diplomáticos para poner fin al conflicto, los analistas aseguran que Rusia no podrá ocupar rápidamente el resto de Donetsk por la fuerza, y que solo se producirá una cesión territorial si Ucrania claudica delante de Putin y se retira del territorio. Pero la teoría es una cosa y la realidad en el frente otra, y todo parece indicar que el ejército ucraniano llevará la lucha por Donetsk hasta las últimas consecuencias.

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