Mientras Volodímir Zelenski se prepara para viajar a Washington este lunes, una amenaza planea sobre la población de los óblast ucranianos de Donetsk y Lugansk: ¿qué pasará si Vladímir Putin finalmente se queda con las tierras que ha tomado por la fuerza durante tres años y medio de guerra? Días antes de la reunión en Alaska con el mandatario ruso, Donald Trump habló de un "intercambio de tierras" como condición para alcanzar la paz, un concepto que generó confusión en Kiev. Ahora, después de reunirse con Putin y a las puertas del encuentro con Zelenski, Trump no parece dispuesto a modificar su postura inicial, y, según los expertos, tiene previsto presionar al mandatario ucraniano para que ceda la totalidad de las regiones orientales del país a cambio de que Moscú congele el resto de la línea del frente —tal como propuso el propio Putin el pasado viernes en Alaska—. Si este escenario se acaba materializando, la población de la conocida como región del Dombás quedaría definitivamente sometida a las órdenes del Kremlin. Si bien Zelenski rechaza categóricamente cualquier solución que implique una concesión territorial, los habitantes de esta región fronteriza con Rusia, fatigados por una guerra que ya dura más de una década, mantienen posiciones enfrentadas con respecto a un hipotético acuerdo de paz.
Abandono y resignación
El Dombás es una región con un gran valor histórico para Ucrania. Su población, en especial la minera, tuvo un papel clave en la formación de la identidad ucraniana, y varias figuras destacadas de la política, la poesía y la disidencia nacieron en ciudades como Donetsk o Lugansk. Desde 2014, año en que estalló el conflicto en la región, 1,5 millones de ucranianos han tenido que huir a otras zonas del país o al extranjero. Actualmente, se estima que Rusia tiene un control casi absoluto de Lugansk, mientras que en Donetsk, Ucrania todavía conserva un 30% del territorio. Tres millones de ucranianos viven bajo ocupación rusa, mientras que tan solo 300.000 residen en zonas todavía bajo control de Kiev. En las áreas más próximas a la línea de fuego, la sensación es de abandono y resignación. "No sé hasta cuándo podremos aguantar. Alguien nos tiene que proteger. ¿Pero quién?", declaraba a la BBC un cura de la ciudad de Sloviansk, gravemente afectada por los bombardeos. Su percepción refleja la de muchos otros ucranianos que habitan estas poblaciones asediadas por Rusia: atribuye una gran parte de la responsabilidad de la situación actual a los Estados Unidos de Trump, quien, con su tolerancia a las acciones de Putin, parece haber traicionado a quien, teóricamente, debía defender.
Vida contra territorio
Volodímir Zelenski tiene claro que Ucrania no entregará el Dombás a cambio de la paz, y cuenta con el apoyo de los líderes europeos en esta postura. Pero, a la vez, el país se encuentra profundamente fatigado después de tres años de guerra —once, en el caso del Dombás— y centenares de miles de muertos, tanto soldados como civiles, muchos de ellos en las regiones orientales que ahora controla el Kremlin. En consecuencia, para muchos ucranianos, la supervivencia pasa ya por delante del territorio, y la cesión de zonas del país a Rusia no es una alternativa descartable si eso implica poner fin a los constantes bombardeos y ataques. "No estoy dispuesto a dar decenas de miles de vidas por unos cuantos millares de kilómetros cuadrados", aseguraba a la BBC un trabajador encargado de rescates de emergencia. Esta percepción —que el conflicto no puede alargarse indefinidamente mientras aumenta diariamente el número de víctimas— sitúa a Zelenski en una encrucijada, ya que, si cede el territorio conquistado por el Kremlin, violaría la constitución de su país —hay que recordar que cualquier entrega formal de territorio nacional en Ucrania requiere la aprobación del parlamento y un referéndum popular— y sería tachado de traidor por muchos de sus conciudadanos, según señalan los analistas.
Garantías de seguridad primero, concesiones territoriales después
Zelenski deberá tener presente todas estas cuestiones mientras dialogue con Trump este lunes, en la que será su primera visita a la Casa Blanca después de la desastrosa reunión de febrero, que acabó con una fuerte bronca del norteamericano a su invitado ante la atónita mirada de las cámaras. Esta vez, no obstante, la situación es muy distinta. Trump, a pesar de haber legitimado el discurso de Putin y haber contribuido al restablecimiento de Rusia como actor de peso en la escena internacional, también ha sugerido estar dispuesto a ofrecer protección militar a Ucrania contra futuros ataques rusos, alineándose así con la visión europea. Para muchos ucranianos —especialmente los que viven en el Dombás— estas garantías de seguridad son un factor vital a la hora de considerar una posible cesión territorial. "Solo entonces, más o menos, estaría a favor de ceder el Dombás a Rusia", admitía el trabajador entrevistado por la BBC. Si bien esta región oriental del país no tiene la importancia política de Kiev ni la reputación cultural de Odesa, allí viven ucranianos que, desde 2014, luchan diariamente contra los estragos de la guerra. Mientras Volodímir Zelenski realice este lunes un nuevo pulso diplomático con Donald Trump, la población de estas ciudades y pueblos ucranianos ocupados por Rusia quedará pendiente de una paz que lleva más de una década esperando.