La crisis humanitaria en Gaza se ha convertido en un hambre a gran escala, agravada por las restricciones impuestas por el gobierno israelí, según datos oficiales de Israel mismo e informes de agencias internacionales. En la Franja, prácticamente cada caloría que consume la población tiene que ser importada: la guerra ha destruido la agricultura, la pesca está prohibida y los habitantes no pueden salir del territorio.

Desde hace décadas, Israel controla con precisión la entrada de alimentos en Gaza. En 2006, un asesor del entonces primer ministro Ehud Olmert admitió que la política era "poner a los palestinos a dieta, pero sin hacerles morir de hambre", recuerda el diario británico The Guardian. Esta estrategia se materializó en cálculos estrictos: la agencia Cogat estableció que se necesitan al menos 2.279 calorías por persona y día, equivalentes a 1,836 kg de alimentos.

Camiones de ayuda humanitaria en Gaza / Europa Press

Actualmente, las ONG piden una ración todavía más mínima para la supervivencia: 62.000 toneladas de alimentos secos y enlatados al mes para 2,1 millones de personas, o sea, 1 kg por persona al día. Pero entre marzo y junio solo se permitieron 56.000 toneladas de entrada, menos de una cuarta parte del mínimo necesario para evitar el hambre.

Israel culpa a Hamás de las carencias en distribución

Mientras el gobierno israelí niega la existencia de un hambre generalizada y responsabiliza a Hamás o a la ONU de las carencias en distribución, datos propios revelan la magnitud del bloqueo. El mismo Cogat recoge que ni siquiera si toda la ayuda de la ONU hubiera sido repartida de forma perfecta, se habría podido evitar la inanición. Los expertos de la ONU y el Comité de Revisión del Hambre (FRC) confirman que Gaza vive un "peor escenario de hambre", con niveles de ayuda "altamente insuficientes".

La empresa Gaza Humanitarian Foundation (GHF), con apoyo de EE.UU. e Israel, ha sido criticada por un plan de distribución que, según el FRC, "conduciría al hambre masiva", incluso en ausencia de violencia. Además, durante los meses de marzo y abril, Gaza estuvo completamente asediada, sin ninguna entrada de alimentos. A pesar de la reactivación parcial de la ayuda a mayo por presión internacional, solo llegó una fracción de lo necesario.

Los lanzamientos aéreos, iniciados por países como Francia, Alemania, Reino Unido, Egipto, Jordania y los Emiratos, han vuelto, pero no son suficientes. Además de ineficientes y costosos, han provocado muertes accidentales. En 21 meses de guerra, 104 vuelos aportaron solo el equivalente a cuatro días de alimentos, con un coste multimillonario que habría podido ser mucho más efectivo en transporte terrestre.

Reparto de alimentos en Gaza / Europa Press

Estas operaciones, según los críticos, sirven para desviar la atención del verdadero problema: las políticas deliberadas de Israel, que impiden la entrada de ayuda por el suelo, según destaca el The Guardian. Organizaciones israelíes como B'Tselem denuncian que el Estado utiliza el hambre como arma, hablando de una política oficial y pública de provocar un hambre masiva, que podría constituir genocidio.

Israel conoce perfectamente las necesidades alimentarias de Gaza, pero los datos demuestran que el cálculo actual no busca evitar el hambre, sino que la provoca, según destaca el mismo diario británico. Ni las excusas logísticas ni la responsabilidad atribuida a terceros pueden tapar que el hambre que sufre Gaza es de fabricación humana.