El gobierno republicano de Florida ha empezado esta semana la construcción de un nuevo centro de detención para inmigrantes, bautizado informalmente como Alligator Alcatraz, un nombre que evoca a la reapertura de la prisión de Alcatraz por orden de Donald Trump y la presencia masiva de caimanes en los pantanos donde se levantará. Esta instalación será una pieza clave del plan de deportaciones masivas prometido por el presidente de los Estados Unidos, que prevé expulsar más de un millón de personas sin documentación. Según Marco Rubio, secretario de Estado norteamericano, el objetivo es "enviar a algunos de los seres humanos más despreciables a sus países", mientras que James Uthmeier, fiscal general de Florida, ha defendido el proyecto como una solución "eficiente" y "de bajo coste", ya que confía en que la misma naturaleza de los pantanos, con caimanes autóctonos, actuará como sistema de seguridad natural para evitar huidas e intrusiones, reduciendo la necesidad de vigilancia humana intensiva.
Situada a solo 60 kilómetros del corazón financiero de Miami, la nueva prisión ocupará una superficie de 101 kilómetros cuadrados y tendrá capacidad para 5.000 personas migrantes. Las obras han empezado en un antiguo aeropuerto abandonado, emplazado dentro de la zona protegida de los Everglades, un vasto parque nacional conocido por sus pantanos, caimanes y serpientes. El fiscal Uthmeier ha justificado el emplazamiento con ironía y contundencia: "No hay que invertir tanto en el perímetro. Si la gente sale, no los espera mucho más que caimanes y pitones", ha asegurado en un vídeo propagandístico donde se pueden ver estos reptiles. Para Uthmeier, Alligator Alcatraz es mucho más que una prisión: es, según él, "la ventana única para llevar a cabo la agenda de deportación masiva del presidente Trump".
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha visitado las obras de Alligator Alcatraz acompañado de un equipo de Fox News, con quien ha querido mostrar su entusiasmo por el proyecto. "Eso está así en solo 24 horas. De aquí al martes, ya podremos empezar a recibir ilegales", ha afirmado. El republicano ha descrito el complejo como un "multiplicador de fuerza" y ha subrayado las dificultades para escapar del recinto: Si un inmigrante criminal escapara, no tendría dónde ir. Tendría que andar entre pantanos y esquivar caimanes durante 50 o 60 millas solo para llegar a la civilización". El gobernador ha insistido en que la prisión no tendrá ningún impacto sobre los residentes de Florida y ha justificado la viabilidad logística: "Todo lo que se necesita es un pequeño autobús que los traslade, suban a un avión y se marchen".
Según el calendario oficial, Alligator Alcatraz tendría que estar operativa a principios de julio, con capacidad para empezar a recibir detenidos en cuestión de semanas. Las autoridades han optado por una construcción "rápida y eficiente" basada en infraestructura ligera como tiendas de campaña y remolques, según ha explicado el fiscal general de Florida. A pesar de la simplicidad aparente del proyecto, su mantenimiento tendrá un coste elevado: unos 450 millones de dólares anuales, según publica The New York Times. El inicio de las obras coincide con un aumento de las denuncias de activistas por los graves problemas de amontonamiento en los centros actuales, como el Centro Federal de Detención de Miami. Esta semana, un ciudadano canadiense bajo custodia del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) murió en estas instalaciones, hecho que ha intensificado las críticas sobre las condiciones que sufren los migrantes detenidos a Florida.
Oposición pública contra 'Alligator Alcatraz'
De hecho, centenares de ambientalistas, líderes indígenas y activistas por los derechos humanos se han manifestado este sábado en los Everglades para expresar su rechazo frontal a la construcción de Alligator Alcatraz. Los protestantes, rodeados por el tráfico constante de camiones de construcción, han advertido de las graves consecuencias ecológicas que puede tener el proyecto en una zona de pantanos que acoge hasta 36 especies animales y vegetales protegidas. Con carteles como "Esta estafa nos costará 450 millones de dólares y arruinará nuestros preciosos Everglades", "Continuar con Alligator Alcatraz es criminal" o "Estos son campos de concentración en tierras indígenas", los manifestantes han denunciado no solo los impactos ambientales, sino también las implicaciones éticas y legales de un centro de detención construido en territorio de alto valor ecológico y cultural.
Los manifestantes han alertado también sobre las condiciones "inhumanas" que, según su opinión, sufrirán los migrantes recluidos en la nueva prisión, expuestos al calor extremo del verano en Florida, a los huracanes habituales de la zona y a un entorno lleno de peligros naturales como caimanes y serpientes. "Tenemos que abogar por todos nosotros", ha reclamado con vehemencia Betty Osceola, una de las líderes de la protesta y miembro del pueblo indígena mikasuki, originario de estos pantanos. Ante la multitud congregada, Osceola apelaba a la conciencia colectiva: "Recen por todas estas personas detenidas para que puedan volver a ser humanas otra vez".