Una investigadora de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, ha creado una composición musical con una finalidad bien curiosa: conseguir que el chocolate parezca más sabroso. La pieza, bautizada con el nombre de Sweetest Melody, quiere transformar el simple gesto de comer un trozo en una experiencia más rica, multisensorial y llena de matices.
La responsable del proyecto es la doctora Natalie Hyacinth, compositora y académica, que ha revisado más de sesenta años de estudios, para entender cómo la música puede influir en la percepción de los sabores. Su investigación parte de un concepto conocido como integración multisensorial: los sentidos no actúan de manera aislada, sino que se conectan y modifican la manera como el cerebro interpreta lo que percibimos.
Melodías suaves para acentuar la dulzura
Según Hyacinth, las melodías suaves en tonalidad mayor acentúan la dulzura, mientras que los sonidos más desgarradores o agudos tienden a resaltar los matices amargos. Además, explica que los ritmos rápidos encajan mejor con comidas de consumo inmediato, como la comida rápida.
La pieza Sweetest Melody, que se puede escuchar tanto en Spotify como YouTube, dura un poco más de un minuto. La elección no es casual: es el tiempo medio que tarda un trozo de chocolate en fundirse en la boca, entre 64 y 90 segundos. El tempo es de 78 bpm, una velocidad pausada que evoca calma y que busca transmitir la textura cremosa del dulce. El piano guía la melodía principal, mientras que los instrumentos de cuerda aportan capas sutiles que sugieren suavidad y fluidez. De esta manera, el oyente no solo escucha música, sino que asocia el sonido a las sensaciones que le provoca el chocolate.
"Comer chocolate puede convertirse en una experiencia que implica todos los sentidos", afirma Hyacinth, que ve en la música un recurso capaz de multiplicar el placer gastronómico. En declaraciones en el New York Post, ha subrayado que "el poder de la música para potenciar el disfrute del chocolate abre una perspectiva apasionante".