Los aditivos alimentarios cumplen funciones muy necesarias como prolongar la vida útil de los productos y ayudan a que el sabor llegue siempre en su punto. Sin ellos, muchos alimentos se estropearían en horas y perderían gran parte de su atractivo. Dicho esto, no todos los aditivos son iguales, algunos pueden ser inocuos o incluso recomendables en pequeñas dosis, mientras que otros conviene limitar al máximo. Roger Vilageliu, nutricionista volcado en las redes sociales, ha publicado un nuevo video enfocado a esos aditivos que no son tan recomendables y que sería mejor evitar.

Estos son los 7 aditivos alimentarios que deberías evitar

Para Vilageliu, el mejor consejo es: “Siempre que puedas, elige alimentos frescos y mínimamente procesados”. Y es que, al consumir una manzana o un pescado fresco, sabemos al 100% los ingredientes que contiene. Algo que se complica cuando compramos un producto procesado. De todos los aditivos y conservantes que normalmente se usan en nuestro país, estos son los 7 que Roger mete en su “lista negra”. Eso sí, siempre hay que tener presente que todos ellos están controlados y vigilados por las autoridades sanitarias, quienes establecen que su uso es seguro. Aunque nunca está de más recordar que en muchos casos, la recomendación se centra en un consumo moderado.

Llevar una alimentación de verdad no tiene que ver con prohibiciones estrictas, sino con elegir productos que respeten tu salud. Apunta estos siete aditivos, revisa etiquetas y apuesta por lo fresco: frutas, verduras, carnes y pescados sin procesar. Tu cuerpo y tu paladar notarán la diferencia.

Glutamato monosódico (E621)

Aparece en las sopas instantáneas, snacks salados y salsas preparadas. Es un potenciador de sabor muy usado en cocina asiática industrializada y en snacks. Puede provocar dolores de cabeza, enrojecimiento facial y sensibilidad en personas susceptibles. Opta por caldos caseros y snacks cuya etiqueta incluya “sin potenciadores de sabor”.

salsa casera de ketchup mostaza y mayonesa, aditivos / Foto: Unsplash
Las salas industriales como el ketchup, mostaza y mayonesa contienen aditivos / Foto: Unsplash

Aspartamo (E951)

Lo encontramos en los refrescos “light”, en los chicles sin azúcar y en los postres como las gelatinas. Este edulcorante artificial es hasta 200 veces más dulce que el azúcar y aparece en productos “sin calorías”. Se ha relacionado con dolores de cabeza y efectos a largo plazo que todavía se estudian como algún tipo de cáncer. Sustitúyelo por estevia, eritritol o por pequeños trozos de fruta fresca.

Colorante Amarillo 5 / Tartrazina (E102)

Lo consumimos en las golosinas, los refrescos y bebidas de colores, los postres amarillos (natillas, flanes) y el colorante para la paella. Se ha vinculado a alergias cutáneas y a un aumento de la hiperactividad infantil. Para evitarlos, elige productos con colorantes “naturales” (cúrcuma, extracto de remolacha) o sin colorantes añadidos.

Grasas parcialmente hidrogenadas (Grasas trans)

Las margarinas económicas, la pastelería industrial (bollería, galletas baratas) y la comida rápida y ultraprocesados son los alimentos o ingredientes donde puedes encontrar este aditivo. Las grasas trans elevan el colesterol malo (LDL) y aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Elige aceite de oliva y de semillas sin hidrogenar.

Fideos, comida preparada, aditivos / Foto: Unsplash
Fideos, comida preparada, aditivos / Foto: Unsplash

Nitratos y nitritos (E249–E252)

Los nitratos y nitritos aparecen en los embutidos como, por ejemplo, las salchichas o el jamón cocido, pero también en los fiambres y carnes curadas. Se usan como conservantes y dan ese color rosado al fiambre. En el estómago pueden transformarse en nitrosaminas, compuestos potencialmente cancerígenos.

Jarabe de maíz

El jarabe de maíz está presente en los refrescos comerciales, la bollería y pan industrial, así como las salsas envasadas (kétchup, barbacoa). Este azúcar líquido es barato y muy dulce, pero su abuso contribuye al sobrepeso, resistencia a la insulina y problemas metabólicos. Sustitúyelo por miel, siropes de frutas o, mejor aún, consume fruta entera.

Sorbato potásico (E202)

Por último, el sorbato de potasio lo podemos incorporar en nuestro organismo a través de las salsas (mayonesa, kétchup), jugos y bebidas preparadas y productos de panadería casera industrial. Actúa como conservante contra mohos y levaduras, pero puede alterar la microbiota intestinal. Para evitarlo, prepara salsas caseras con vinagre, limón y sal, o elige productos “sin conservantes”.