Cuando pensamos en la menta, lo primero que suele venirnos a la cabeza es el clásico mojito, esa bebida veraniega que combina lima, azúcar, ron y hojas de esta planta aromática para crear uno de los cócteles más refrescantes del mundo. Sin embargo, la menta va mucho más allá de las copas y las terrazas. Su sabor fresco, ligeramente picante, y su intenso aroma la convierten en un ingrediente versátil que puede dar vida a recetas tan variadas como sorprendentes. Utilizada desde la antigüedad tanto por sus propiedades medicinales como por su capacidad para aportar un toque vibrante a los platos, esta hierba es ideal para romper la monotonía en la cocina.

3 recetas con menta que refrescan y alimentan

En los días de calor, nada como integrar menta en platos ligeros y nutritivos que despierten el paladar y dejen una sensación de frescura que dura más allá del último bocado. Ya sea en platos salados, postres o incluso salsas, la menta se adapta sin esfuerzo y logra ese equilibrio entre lo tradicional y lo inesperado. Lo mejor es que no hace falta complicarse: con unos pocos ingredientes y las hojas adecuadas, cualquier receta puede transformarse.

Podemos usarla como aderezo de ensaladas, en postres o salsas

Una de las formas más deliciosas de utilizarla es en una ensalada de sandía, queso feta y menta. El dulzor de la fruta, la salinidad del queso y el frescor de la menta se combinan en una explosión de sabor que funciona como entrante, acompañamiento o cena ligera. Además, esta mezcla no solo es deliciosa, sino también muy hidratante, lo cual la convierte en una opción ideal para combatir el calor sin renunciar al sabor.

Ensalada de verano de sandía / Foto: Unsplash
Ensalada de verano de sandía / Foto: Unsplash

Otra receta inesperada es un pesto de menta. En lugar de la tradicional albahaca, se puede triturar menta fresca con piñones, ajo, aceite de oliva y queso parmesano. El resultado es una salsa vibrante que queda perfecta con pasta, verduras asadas o incluso como aliño de ensaladas. Su sabor más vivo y menos dulzón que el del pesto clásico puede dar un giro interesante a platos de siempre. Por último, y para los más golosos, una crema fría de guisantes con menta y yogur puede ser la elección perfecta para una comida ligera pero con cuerpo. Se trata de un plato fácil de preparar, muy nutritivo y con una textura sedosa, donde la menta potencia el dulzor natural de los guisantes y el yogur añade ese punto ácido que equilibra.

Sopas frías
Sopas frías / Foto: Unsplash

Con estas tres ideas, queda claro que la menta no es solo la estrella de los mojitos. En la cocina, su versatilidad y frescura la convierten en una aliada indispensable para quienes buscan platos que alimenten, sorprendan y refresquen a partes iguales.