El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, se ha hecho este lunes un lío cuando hablaba de inmigración y de las lenguas cooficiales en el Estado español. En una entrevista en Onda Cero, el jefe del ejecutivo autonómico ha sido preguntado sobre el “visado por puntos” propuesto este domingo por Alberto Núñez Feijóo que priorice a los inmigrantes con una “cultura cercana”. “¿Eso significa que tengan el castellano como lengua propia?”, le ha preguntado el presentador del programa, Carlos Alsina. La respuesta del presidente andaluz ha sido que sí, y a continuación ha caído en la trampa del periodista: también ha respondido afirmativamente cuando se le ha preguntado si el conocimiento del castellano debería ser un requisito para obtener el permiso de residencia. “Es una de las cosas que estudiaremos”, ha reiterado el presidente popular.
“Eso es lo que reclama Junts per Catalunya con el catalán”, le ha espetado el periodista. Ha hecho referencia a una de las medidas que el partido de Carles Puigdemont ha explicado que defendería llevar adelante si la Generalitat consiguiera las competencias en inmigración. “Son cosas diferentes”, ha respondido entonces el andaluz. “Ellos ponen el énfasis en la otra lengua cooficial; pero una lengua universal como el castellano es importante conocerla; si no, no encuentras trabajo y tienes un problema porque no te haces entender”, ha aseverado. Justamente en esta misma entrevista, Moreno ha acusado a Junts y al "separatismo catalán" de tener una "dialéctica supremacista" hacia los andaluces, a quienes, a juicio del dirigente regional del PP, ven como "ciudadanos de segunda, que se dedican a mendigar".
La polémica remite a las deducciones fiscales en la declaración del IRPF que anunció el gobierno andaluz por el alquiler de viviendas, asistencia veterinaria, la cuota del gimnasio o la compra de productos para celíacos; una medida que el secretario general de Junts, Jordi Turull, criticó asegurando que eso era a costa del "expolio" del dinero recaudado a los catalanes por parte del Estado. De una manera similar se ha expresado María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y también candidata del PSOE a las próximas elecciones en Andalucía. En una atención a los medios de comunicación este lunes desde Córdoba, ha asegurado que “la derecha catalana y española” siempre han considerado que su tierra “está subvencionada y piensan que nuestro acento es analfabetismo”.
La inmigración abre un nuevo choque político entre partidos españoles
La propuesta de Feijóo ha sido eficaz, al menos, para marcar la agenda política española en el arranque de esta semana. Todos los dirigentes de distintos colores políticos que han atendido a los periodistas este lunes han sido preguntados por la idea de Feijóo. De las primeras dirigentes en opinar ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha defendido que, a su entender, un recién llegado a España de origen latinoamericano “no es un inmigrante”. Y lo ha rematado con un discurso con tufo racista. Ha dicho que hay inmigrantes que sí pueden tener una integración “más complicada” porque provienen de países en los que “se aplica la ablación o los matrimonios infantiles están permitidos”. Ha lamentado que en el Estado hay “un montón de personas” que “deambulan por las calles sin oficio ni beneficio”.
Mientras Pedro Sánchez celebraba un acto en el Centro de Convenciones Internacionales de Barcelona en el que ha dicho que “la diversidad es una de las fortalezas” del Estado español, el ministro Félix Bolaños ha cargado contra el PP por “blanquear y hacer suyo” el discurso de Vox sobre la inmigración. “Me sorprende que Feijóo presente como novedades unas medidas estrella que ya están vigentes; es probablemente el momento más bajo del PP; no pueden comprar un discurso que nos lleva a la barbarie”, ha defendido el máximo responsable del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes.
Montero, cuando ha atendido a los periodistas en Córdoba, ha aseverado que la inmigración es un fenómeno que “no se puede abordar con ocurrencias ni con una competición con Vox”. “Se pone de manifiesto que ambas formaciones están en una batalla ideológica que utiliza a los inmigrantes como moneda de cambio”, ha sostenido. Ha defendido la inmigración como positiva porque pagan impuestos, aportan “natalidad, riqueza y ocupan posiciones de mano de obra que no cubren los españoles”.