¿Y si te dijeran que llevas cocinando mal la pasta toda tu vida? Sí, como lo lees. Y no, no se trata de añadir sal más tarde, ni de enjuagarla con agua fría (eso tampoco deberías hacerlo, por cierto). El truco que está revolucionando la forma de cocinar pasta rompe todas las reglas que nos han enseñado: empezar con agua fría. Puede sonar raro al principio, pero lo cierto es que cada vez más cocineros, incluidos expertos como Alton Brown, se están rindiendo a la eficiencia y el resultado sorprendente de este método, que no solo acorta el tiempo de cocción, sino que también ahorra agua y mejora el sabor. Y lo mejor de todo: cualquiera puede ponerlo en práctica sin complicaciones.
Has estado cocinando la pasta mal toda la vida
Este truco, conocido como el “método de la pasta con agua fría”, consiste en cocinar la pasta desde el primer momento con agua del grifo, sin esperar a que hierva. Solo necesitas una sartén amplia (no una olla), un poco de sal, la cantidad justa de agua y tu pasta favorita. En apenas 13 o 15 minutos tendrás un plato perfectamente al dente, sin estrés y sin estar revisando a cada rato si está en su punto. Al reducir el agua desde el inicio, se crea una concentración de sabor mucho más intensa, gracias a la sal disuelta, lo que da como resultado una pasta con más carácter y mejor textura.
Tras cocer espaguetis con agua fría y compararlos con los que preparas con el método tradicional de hervir primero, el veredicto es claro: la diferencia en tiempo y resultado es enorme. Mientras que el método clásico lleva unos 22 minutos y se usa más del doble de agua, el truco del agua fría da la misma cantidad de pasta lista en 13 minutos. Y no solo es más rápido, sino que la textura es notablemente más agradable y uniforme.
El método clásico utiliza el doble de agua para cocer la misma cantidad de pasta
Otra ventaja es que no necesitas andar pendiente del momento exacto para echar la pasta, ni preocuparte tanto por el punto de cocción. Con este método, la propia reducción del agua actúa como indicador natural del momento de escurrir. Y si hablamos de sabor, la combinación de menos agua y más sal significa que la pasta absorbe mejor todos los matices. Solo hay una excepción: si necesitas reservar agua de cocción para mezclar con la salsa, este truco no será el más útil.
En definitiva, este método no solo rompe con las reglas clásicas, sino que lo hace con argumentos sólidos. Si eres amante de la pasta y quieres una forma más práctica, rápida y sabrosa de cocinarla, ha llegado el momento de cambiar de chip. Atrévete a probarlo y descubre cómo algo tan simple puede marcar una gran diferencia.