En una ciudad como Barcelona, donde la oferta gastronómica es tan amplia como variada, encontrar un fricandó casero, de los de toda la vida, puede parecer una misión complicada. Este guiso tradicional catalán, elaborado con finos trozos de ternera estofados con setas y un sofrito que huele al domingo en casa de la yaya, es uno de estos platos que conquistan por su sencillez y profundidad de sabor. Lo mejor es que no hace falta ir a un restaurante de lujo para disfrutar como se merece. Barcelona esconde rincones donde este clásico se prepara con mimo y sin hinchar la cuenta.
Dónde comer un buen fricandó en Barcelona
Uno de estos lugares donde el fricandó tiene sabor de hogar es el restaurante Can Vilaró, un establecimiento de los de toda la vida, situado al lado del Mercado de Sant Antoni. Allí, cada cucharada parece hecha para recordarte la cocina de tu infancia, con una salsa espesa, carne tierna y setas que aportan un sabor profundo. El menú diario no supera los 15 euros y suele incluir platos de cuchara que hacen justicia a la tradición catalana.
Otra buena opción es el Bar del Pla, en el Born, donde el fricandó se sirve como tapa en porciones generosas, perfecto para compartir sin perder calidad. El ambiente moderno no resta autenticidad a su receta, que respeta el tiempo de cocción lento y el uso de ingredientes locales. Si buscas un fricandó diferente y delicioso, el restaurante Mantis es una opción que no puedes perderte en Barcelona. “No es ninguna sorpresa que me haya gustado este fricandó, al que llaman fricanwok. Utilizan la lata de ternera, el trozo clásico para esta receta, que primero cuecen entera y después saltean al wok. En la elección de las setas se alejan del canon, de las setas de carrerilla, para ir hacia las colmenillas, que hacen al punto, y napan con un fondo de especias cantonesas y riegan con unos cuantos piñones. Una fina y justa juliana de cebolla tierna pone el matiz fresco en el plato”, explica Rosa Molinero.
Todos estos rincones ofrecen este plato con una excelente relación calidad-precio
Acabamos la serie de recomendaciones con el restaurante Somni. Se trata de un restaurante de hotel que abandera la cocina de aquí y es una buena defensa a primera línea del hecho de que creemos en el recetario propio. El artífice de todo ello es el cocinero Miguel Muñoz, con una dilatada trayectoria. Un poco de hervor, de mar y montaña, de fricandó y el arroz a la cazuela y también algunos clásicos afrancesados que casi ya no se encuentran. Y tan bien lo hacen que sea un local en el que parar solo o con amigos, familia, pareja o compañeros de trabajo.
Como voces, no hace falta gastar una fortuna ni irse a las afueras para disfrutar de un buen fricandó en Barcelona. Solo hace falta saber dónde mirar y valorar los sitios que siguen cocinando como antes, con paciencia, afecto y buen producto. Porque cuando un plato está bien hecho, no necesita ornamentos ni reinterpretaciones. Solo una buena barra de pan y ganas de disfrutar. Y si lo acompañas con una copa de vino negro de la tierra, la experiencia será todavía más auténtica.