Aunque muchas personas disfrutan a diario de frutas frescas, lo cierto es que no siempre conocemos con precisión de dónde provienen. En algunos casos es fácil adivinar el árbol del que salen: del manzano vienen las manzanas, del naranjo las naranjas, y así sucesivamente. Pero hay excepciones que despiertan la curiosidad, como es el caso del níspero. Esta fruta de color anaranjado o amarillento, con piel fina y pulpa dulce, suele consumirse en primavera, y destaca por su sabor fresco y algo ácido. Sin embargo, pocos saben que el árbol que la produce no se llama de forma intuitiva. El nombre botánico de este árbol es Eriobotrya japonica, y guarda una historia tan sorprendente como poco conocida, ligada a diferentes partes del mundo y a siglos de cultivo y tradición.
¿Cómo se llama el árbol que da nísperos?
Pese a lo que sugiere su nombre científico, este árbol no es originario de Japón, aunque en ese país tuvo un desarrollo muy importante. En realidad, proviene del sudeste de China, y desde allí fue introducido hace siglos en el archipiélago japonés, donde su cultivo se expandió con fuerza. Con el paso del tiempo, la planta se popularizó también en Europa, donde se conocen distintas variantes del fruto. De hecho, griegos y romanos ya lo valoraban en la antigüedad, y llegaron a cultivarlo en regiones tan alejadas como la actual Alemania. Fue precisamente allí donde recibió otro nombre científico distinto: Mespilus germanica, una variedad europea que hoy prácticamente ha desaparecido del cultivo comercial.

Una de las peculiaridades más sorprendentes del níspero europeo es que no se puede consumir directamente del árbol. A diferencia de otras frutas que maduran mientras siguen colgadas de la rama, este tipo requiere un proceso especial: se deja reposar hasta que su aspecto es casi de podredumbre. Solo entonces, cuando la pulpa se ha ablandado notablemente y ha aumentado su contenido en azúcares, es cuando se considera apta para el consumo. A simple vista, puede parecer que la fruta está estropeada, pero en realidad es cuando alcanza su punto óptimo para quienes aprecian su sabor característico, intenso y ligeramente ácido.

Un dato curioso es que, al contrario que otras frutas, no se puede consumir directamente del árbol
Hoy en día, el níspero más consumido es el japonés, mucho más dulce, jugoso y fácil de comer directamente. El europeo, sin embargo, ha quedado relegado a entornos silvestres y a un uso más bien testimonial. Aun así, conserva su valor como fruto de tradición, memoria histórica y sabor singular. Y aunque el nombre de su árbol, Eriobotrya japonica, sigue siendo un misterio para muchos, la fruta que nos ofrece sigue ocupando un lugar especial en muchas mesas.