Leandro Boggian, más conocido como Chacal Boggian, no es solo otro tiktoker. Con más de 243.000 suscriptores y cientos de vídeos, este argentino se ha convertido en un fenómeno por recoger en las redes situaciones absurdas de grupos de WhatsApp y narrarlas con una voz inconfundible y mucho humor. Una de sus historias ha acabado en un libro de lengua castellana que leen chicos y chicas de primero y segundo de ESO en Catalunya. Hace unos días, Chacal Boggian compartía con sorpresa el mensaje de un seguidor: "Mira esto, salís en una página del libro de castellano de España". El creador pensó que era una broma, pero la fotografía de un manual de Lengua Castellana y Literatura de Catalunya lo confirmaba: aparecía en una viñeta con su gorra característica.

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De TikTok desde Argentina a las aulas catalanas

El protagonista de esta historia no esconde su emoción por el hecho de salir en un libro en Catalunya. En una publicación explicaba que se estaba “volviendo loco” y que no podía creer que formara parte de un libro de texto. Aprovechó para dar las gracias a quienes comparten y recomiendan sus vídeos: "No me lo puedo creer. Gracias a todos por compartir los vídeos y por hacer que mis vídeos lleguen tan lejos", explicaba. 

La escena utilizada en el libro reproducía un chat viral que él compartió en el que una madre escribía en un grupo de padres de una escuela: “Se murió el papa de Roma”. En realidad quería decir “el papá de Roma”. El manual aprovechaba aquel error de acentuación en castellano para demostrar cómo un simple acento puede cambiar el sentido de una frase, ya que en aquella clase había una alumna llamada Roma y todo llevó a una gran confusión. 

Una reacción entusiasta que atraviesa fronteras

La sorpresa desencadenó una avalancha de felicitaciones. Los seguidores españoles vieron en ello un hito: algunos comentarios lo felicitaban por haber llegado “a la Real Academia Española” y le deseaban reconocimiento internacional. Muchos catalanes reconocían que ya hacía tiempo que lo seguían y lo animaban: “Te veo desde Catalunya, hace mucho. Démosle una alegría…”, decía un usuario mientras llamaba a apretar el “me gusta”. Otros elogiaban su voz propia y el carisma con que relata estas conversaciones insólitas, y le deseaban salud y éxitos.

No faltaron referencias a la lección sobre la importancia del acento: un espectador aplaudió que el manual utilizara el caso del “papa/papá” como ejemplo didáctico. Muchos usuarios resaltaban que el contenido de El Chacal educa sin caer en la burla ni la descalificación y destacaban que les hacía reír sin vulgaridad.

Entre los centenares de mensajes hay numerosas voces catalanas. Un usuario de Barcelona explicaba que lo sigue desde hace tiempo y que le hacía gracia verlo en un libro de texto, mientras otro insinuaba que quería comprar el manual solo para tener la viñeta del Chacal. “¡Visca Catalunya!”, exclamaba un comentario. Hay quien, desde Valencia, Alicante e incluso desde la Catalunya Nord, le envía abrazos y le recuerda que sus frases como “no puedo más” o “esto es una insanidad” ya forman parte de la memoria colectiva. Alguien, con tono humorístico, le sugería que reclamara regalías por el uso de su imagen.

La comunidad latinoamericana establecida en Catalunya también le dedica palabras afectuosas. Un venezolano que vive en Barcelona le decía que lo seguía desde Perú y que ahora disfrutaba de sus vídeos desde Catalunya; otros, desde Mendoza, Chile o La Rioja, explicaban que sus historias les recordaban la tierra y les sacaban una sonrisa.

Humor y lengua compartidos

El caso de Chacal Boggian no es solo la anécdota de un famoso de las redes; ilustra cómo el humor puede atravesar océanos y acabar sirviendo como herramienta pedagógica. Que una conversación viral protagonizada por un creador argentino sea utilizada en manuales de lengua en Catalunya es una buena muestra de la conexión entre culturas que comparten una misma lengua. El chat entre “el papa” y “el papá” ha entrado en el arsenal de ejemplos que los docentes usarán para enseñar el acento diacrítico y, de rebote, ha convertido al Chacal en un referente inesperado para estudiantes catalanes.