Tal día como hoy del año 425, hace 1.600 años, en Roma, Gala Placidia, hija del difunto emperador romano Teodosio I y viuda del también difunto rey visigodo Ataúlfo y del emperador romano Constancio III, y madre del emperador Valentiniano III, se convertía en emperatriz regente del Imperio romano por la minoría de edad de su hijo. Gala Placidia había sido la reina consorte del primer reino visigodo (415), establecido sobre el territorio de las provincias romanas de la Aquitania, la Narbonense y la Tarraconense, con capital en Barcelona. Durante el efímero reinado de Ataúlfo y Gala Placidia (agosto, 415), Barcelona relevaba a Toulouse como sede de la corte visigoda y se convertía en capital de un Estado por primera vez en su historia.

Poco después del establecimiento de la corte visigoda en Barcelona, el rey Ataúlfo fue asesinado, y Gala Placidia fue maltratada y obligada a regresar a Roma. De nuevo en la casa paterna, su hermano —el emperador Honorio— la obligó a casarse con el futuro emperador Constancio III (417). Aquel matrimonio enemistó a Gala con su hermano, y este la desterró a Rávena. En dicha ciudad del Adriático, Gala promovió varias rebeliones contra Honorio, con el apoyo de la nobleza visigoda que había sido leal a Ataúlfo. Finalmente, Constancio y Gala alcanzaron el poder (421), pero Honorio lo recuperó, asesinó a su cuñado y obligó a su hermana a huir a Constantinopla, capital del Imperio romano de oriente (423).

Honorio acabaría depuesto por un alto funcionario llamado Juan el Secretario, considerado un usurpador por el Senado. Y aprovechando este desgobierno, el emperador bizantino armaría un ejército para restablecer la legitimidad en la persona de Valentiniano —hijo del asesinado Constancio, sobrino del depuesto Honorio y nieto del difunto Teodosio—. Pero Valentiniano, que reinaría como Valentiniano III durante treinta años (425-455), era muy pequeño (en aquel momento tenía seis años), y su madre Gala Placidia —que una década antes había sido la soberana del reino visigodo de Barcelona— fue nombrada regente. Lo sería hasta el 437 y sería la única mujer de la historia romana que ejercería el poder en plenitud.