El FC Barcelona volvió a quedarse a las puertas de una final de Champions League, esta vez tras una cruel eliminación a manos del Inter de Milán. El equipo de Hansi Flick logró lo más difícil: remontar un 0-2 adverso con una exhibición de carácter en la segunda parte. Sin embargo, un gol en el descuento de Acerbi y una prórroga fatídica acabaron con el sueño azulgrana.
Pero más allá del resultado, lo que ha hecho estallar el vestuario es la presencia en el campo de Robert Lewandowski, una decisión que ha generado un profundo malestar entre varios jugadores. El delantero polaco, que llegaba justo físicamente, fue la gran apuesta de Flick para los minutos finales y toda la prórroga. El resultado fue desastroso.
Lewandowski, otra decepción contra el Inter de Milán
Lewandowski apenas tocó balón, falló una ocasión clarísima a bocajarro y no aportó absolutamente nada al juego colectivo. Su rendimiento fue nulo, y lo más grave, según fuentes internas, es que varios futbolistas consideran que su entrada al partido no respondió a criterios deportivos, sino a un trato de favor por parte del entrenador.
Se habla abiertamente de privilegios. Algunos jugadores del primer equipo han denunciado, de forma privada, que el único motivo por el que el polaco sigue siendo titular en partidos clave es la amistad personal que mantiene con Hansi Flick desde su etapa conjunta en el Bayern. La percepción en el vestuario es que Lewandowski tiene vía libre en el equipo, independientemente de su estado de forma o de lo que ofrece en el campo.
Lewandowski levanta sospechas en el vestuario del Barça
La decepción con el delantero es enorme. Consideran que su ciclo ya ha terminado y que su presencia en estos partidos solo ralentiza al equipo. No ayer, pero en general, Ferran Torres ha mostrado mejor estado de forma y actitud en los entrenamientos, pero se ve relegado a un segundo plano por el estatus intocable del polaco.
La actuación de Lewandowski contra el Inter ha sido la gota que colma el vaso. En un partido donde el equipo necesitaba contundencia, frescura y claridad en el último tercio, su aparición fue irrelevante. Y esa imagen, para muchos, es el reflejo de un jugador que vive del pasado, más que de su presente.
Desde dentro, algunos ya hablan de una urgente necesidad de renovación en la delantera. El Barça no puede seguir apostando por un delantero que, a sus 36 años, no ofrece garantías en partidos de alto nivel. La sensación generalizada es que el club debe buscar un nueve con proyección, alguien que represente el futuro y no un recuerdo de lo que fue.