Las imágenes que nos muestra el Telescopio Espacial James Webb son, al tiempo, bellísimas y fascinantes, pero también inquietan. No al común observador, por supuesto, pero sí a los expertos astrónomos: lo que se ve en las imágenes no encaja con lo que los modelos cosmológicos predecían que se vería ya que las galaxias primitivas que estamos viendo gracias al telescopio son más grandes de lo que se esperaba. Eso piensa, al menos, el investigador de la Universidad de Texas Mike Boylan-Kolchin.

imatge James Webb Roda de carro caos galàxia instantànea NASA / Foto: Efe
 

¿Qué es lo que estamos viendo?

El James Webb nos permite ver y, por supuesto, analizar las galaxias más lejanas a nuestra Vía Láctea. Lo que vemos, dada su lejanía, no es lo que hay ahora: es lo que existió entre 500 y 700 millones de años después del Big Bang. Son, por tanto, las imágenes de un universo primitivo y, hasta la fecha, hemos visto instantáneas de seis galaxias que, cree Boylan-Kolchin, brillan demasiado.

Imatges espectaculars d’algunes de les galàxies captades pel James Webb (obtingudes de la pàgina web del JWST a la NASA)
 

Hay que replantear los modelos cosmológicos

El excesivo brillo supone que la velocidad a la que se formaban las estrellas durante aquel tiempo primero del universo es mayor a la que fijan los modelos de dinámica cosmológica hoy aceptados. Una galaxia, en realidad, es un cúmulo de materia (gas y polvo, mayoritariamente) que se condensa en determinadas zonas hasta dar lugar al nacimiento de estrellas que emiten energía en forma de luz. Según los modelos cosmológicos vigentes desde finales de los 90, las estrellas se formaban a mucha menos velocidad de la que demuestran las imágenes que hemos visto. Así, indica Boylan-Kolchin, si hasta ahora se daba por cierto que las galaxias sólo convertían un 10% de su materia en estrellas, lo que vemos gracias al James Webb indica que ese porcentaje es mucho mayor. Por tanto, pueden suceder dos cosas: o la materia se condensa más deprisa o hay más materia de la que se pensaba y, por tanto, el universo se estaría expandiendo mucho más deprisa. Otra opción, eso sí, es que haya otros cuerpos distintos a las estrellas emitiendo luz. Y esos cuerpos no son otros que los agujeros negros supermasivos. Sea como fuere, el galimatías es de órdago a pesar de que los ciudadanos de a pie no seamos capaces de ver nada más que unas sugestivas imágenes.