Si hemos de hacer caso a la NASA y a lo que se espera de el programa Artemis, no falta mucho para que el hombre vuelva a la Luna y, también, para que, en lugar de limitarse a dar cuatro saltos por su superficie, se quede allí durante un tiempo. Después de ese regreso y una vez consolidada esa colonización lunar primera prevista, la siguiente frontera será Marte y, ahí, nos enfrentaremos ya con cuestiones más serias, porque la singladura durará varios años. Hasta la fecha, nadie ha pensado en ello pero ¿cómo satisfarán los astronautas sus necesidades sexuales en la base lunar o durante el viaje a Marte? La respuesta ha intentado encontrarla We-Vibe, el fabricante de juguetes sexuales para adultos. La marca, junto a un equipo de investigadores denominado  Erobotics Research Consulting, dispone hasta de un estudio sobre el tema. Su título es más que explícito, pero formula una pregunta necesaria. Se llama, precisamente, Sex Tech in Space? En él, la tesis que se defiende es que los juguetes para adultos serán fundamentales para el equilibrio psicológico de los cosmonautas si finalmente se concretan las estancias en la Luna o los viajes a Marte que se plantean.

 

¿Un tabú?

Desde We Vibe se mantiene que esta vertiente de la vida de los astronautas no ha sido investigada ni tratada por las agencias espaciales, que se limitan a obviarlo. Los apoyos tecnológicos, indican desde We Vibe, serían “la solución más eficaz para lograr la satisfacción sexual en órbita”. Y, no: no es un disparate ya que el programa Artemis de la NASA planea estancias prolongadas en la Luna de personas que trabajarán allí a tiempo completo a partir de 2028 y eso, forzosamente, incluirá la posibilidad cierta de que los astronautas tengan relaciones sexuales entre ellos o consigo mismos.

Problemas y soluciones

Para según que menesteres, no tener el cuerpo sometido a una gravedad similar a la terrestre complica todo. El sexo fuera de nuestra atmósfera requeriría más esfuerzo y se parecería, explican desde We Vibe, a  “practicarlo en una piscina, reduciendo la masa corporal y todo el esfuerzo físico”. Igualmente, los cosmonautas deberían enfrentarse a una situación constante de falta de privacidad y a otro problema más grave: las dificultades derivadas de controlar la liberación al medio de determinados fluidos, que podrían acabar volando. Para ello, We Vibe propone “aprovechar el potencial de la tecnología para ayudar a que los astronautas accedan a la sexualidad y, por extensión, facilitar sus beneficios [para la salud”, diseñar “juguetes sexuales especialmente discretos y respetuosos para lograr el grado  de intimidad que prescribe el hecho de vivir en ambientes silenciosos” e imponer “un rígido código de higiene   a los astronautas para proteger el frágil medio ambiente de las naves espaciales y minimizar el desperdicio de recursos escasos como papel o condones”.

Investigación

Johanna Rief, Directora de Empoderamiento Sexual en We-Vibe, considera que es necesario abordar de manera seria “una investigación” sobre estos particulares y “abordar la sexualidad como una parte normal de la vida humana en el espacio y juntos encontrar soluciones efectivas y prácticas”.  Sin sexo, concluyen desde We Vibe, el equilibrio mental de los astronautas “se vería comprometido” y, con él, probablemente también el éxito de las misiones. Da qué pensar.