Finalment, ya se sabe. Tras el multitudinario funeral del papa Francisco celebrado este sábado, los cardenales llegados a Roma continúan este lunes a las congregaciones generales, las reuniones preparativas para el cónclave. El objetivo es que los purpurados localicen a un candidato y tejan alianzas para votar en la Capilla Sixtina. El cardenal sudafricano, Wilfrid Fox Napier, ya había adelantado este lunes por la mañana en declaraciones en RTVE que se sabría enseguida la fecha en que se celebrará el cónclave. La convocatoria no puede superar los 20 días desde la muerte del papa, y por eso su inicio se calculaba ya entre el 5 y 10 de mayo.
Uno de los principales candidatos a convertirse en el próximo papa, tanto según la opinión pública como en predicciones basadas en inteligencia artificial, es el cardenal filipino Luis Antonio Gokim Tagle. Arzobispo emérito de Manila, Tagle se ha consolidado como una figura moderada dentro de la Iglesia católica, con una actitud abierta hacia la acogida de personas homosexuales y migrantes. Pero, sobre todo, se considera un puente estratégico hacia el Asia, una de las regiones donde el catolicismo experimenta un crecimiento más vigoroso.
La elección de un nuevo papa
La elección de un nuevo papa es un acontecimiento extraordinario que trasciende el ámbito religioso y adquiere una dimensión histórica. Millones de personas de todo el mundo estarán pendientes de lo que pase en el Vaticano los próximos días, cuando los cardenales se reúnan para votar, en secreto, al sucesor del papa Francisco. Pero en esta ocasión, más allá del simbolismo y la solemnidad del momento, hay otro elemento que marca la diferencia: la tecnología.
La basílica de Santa María la Mayor de Roma se ha convertido este domingo en uno de los lugares de culto más concurridos de la capital italiana. Más de 30.000 personas se han acercado desde las siete de la mañana y hasta el cierre del templo, a las nueve de la noche, para visitar la tumba del papa Francisco, abierta por primera vez al público después de que fuera enterrado este sábado en una ceremonia privada, posterior a su multitudinario funeral.
Primera decisión: qué hacer con Angelo Becciu
La primera dificultad que tendrán que afrontar a partir de ahora los cardenales será la posible participación de Angelo Becciu, a quien el papa Francisco retiró los privilegios de cardenal por su implicación en un escándalo financiero —por el cual ha sido condenado—, aunque él insiste en que conserva el derecho de entrar al cónclave. Varios medios han informado de dos cartas que habría mostrado el secretario de Estado, Pietro Parolin, durante las primeras congregaciones, firmadas por el mismo Francisco, donde se indicaba que Becciu no podía participar. Sin embargo, estas cartas no han sido confirmadas oficialmente. Ante su insistencia, los cardenales se verán obligados a votar en secreto si permiten o no la entrada de Becciu en la Capilla Sixtina. El excardenal había ocupado cargos de gran influencia dentro de la curia, como el de sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Qué significa la fecha del cónclave
El cónclave se tendría que convocar entre el cinco y lo debe de mayo, con el fin de respetar el plazo máximo de veinte días después de la muerte del pontífice. Se considera que, si la fecha elegida se acerca al cinco de mayo, podría ser indicativo de un cierto consenso previo sobre el candidato a suceder el papa Francisco. En cambio, si se opta por una fecha más próxima al diez de mayo, eso se podría interpretar como una señal de debate abierto y falta de acuerdo entre los cardenales sobre quién tiene que ser el próximo pontífice.