Llegan las elecciones vascas, que se celebrarán el próximo 21 de abril. Y, una jornada electoral más, el euskera vuelve a estar sobre la mesa como elemento de debate entre los sectores más favorables a promover la lengua propia y los defensores de la hegemonía del castellano. Si el problema parece familiar, es porque lo es. El País Vasco, como Catalunya con el catalán, atraviesa actualmente un momento clave para el fortalecimiento del euskera: los intentos de la administración pública para potenciar la lengua propia en los diferentes espacios del territorio están siendo replicados por una ofensiva judicial española que ha sacado miles de vascos a la calle para defender su cultura. ¿En qué situación, pues, se encuentra el euskera?

De entrada, un dato para el optimismo: el conocimiento de la lengua se encuentra en máximos históricos. Desde 1991, cuando el gobierno vasco empezó a presentar las encuestas sociolingüísticas quinquenales, el territorio ha sumado 260.000 hablantes en treinta años —pasando del 24,1% de la población al 36,2%. Lejos queda la época oscura del franquismo, años durante los cuales el conocimiento de la lengua se desplomó, y los esfuerzos por fortalecer la lengua han dado sus frutos.

Desde la sociedad civil, una de las plataformas más activas en esta tarea ha sido Euskalgintzaren Kontseilua (el Consejo de las Organizaciones Sociales del Euskera). Su secretaria general, Idurre Eskisabel, explica a ElNacional.cat que la realidad actual no es, ni de lejos, la que se vivía hace cuatro o cinco décadas. "Entonces nos encontrábamos en una situación crítica en que la principal preocupación era la pervivencia misma de la lengua", reconoce. Actualmente, el conocimiento del euskera está garantizado "durante décadas", afirma Eskisabel, gracias a la combinación del activismo social y el político. Más de 40 años de gobiernos nacionalistas prácticamente ininterrumpidos han permitido potenciar una política lingüística basada en la euskaldunización, de manera que la transmisión de la lengua propia no se ha limitado al ámbito familiar.

El euskera llega a los jóvenes a través de la escuela

Uno de los principales ámbitos en que se ha podido constatar la promoción del euskera es precisamente en el ámbito educativo. Desde que la enseñanza ha sido competencia autonómica, se ha puesto en marcha un sistema basado en tres modelos según la lengua de docencia: el modelo A, en que los centros tienen el castellano como lengua vehicular, excepto a la asignatura de Lengua y Literatura Vasca; el modelo B, en el que ofrecen una parte de las asignaturas en euskera y una parte en castellano; y el modelo D, en el que los centros tienen el euskera como lengua vehicular, excepto a la asignatura de Lengua y Literatura Castellana. Para Eskisabel, es este el elemento que explica el crecimiento del euskera con respecto a su conocimiento. "El incremento se ha dado particularmente entre los jóvenes en el País Vasco porque hay una apuesta por la educación en euskera", dice.

Una apuesta que no solo ha venido impuesta desde el gobierno vasco, sino que también ha recibido el apoyo activo de la población. En aquellas regiones del País Vasco con menor conocimiento de la lengua propia —cómo son algunos lugares de Álava—, en la que el euskera "se ha borrado", en palabras de Ekisabel, ha sido "muy importante" la apuesta de la sociedad por el modelo D. La experta destaca que la adscripción de la ciudadanía vasca en su lengua "es realmente fuerte". "Muchos padres que no tienen un conocimiento lo bastante elevado del euskera han tenido una actitud positiva con sus hijos para que lo aprendan", dice. Los datos referentes a los modelos educativos así lo constatan: en los últimos años, la inmersión ha ganado fuerza y ahora un 67% de alumnos están matriculados en centros de modelo D; por el contrario, el modelo B acoge un 17% del total de alumnos, y el modelo A acoge un 14%, con una clara tendencia a la baja —hoy en día, sobrevive principalmente en los centros privados y para las poblaciones de recién llegados.

La estrategia ha sido un éxito. La última encuesta sociolingüística revela que el 74,5% de jóvenes entre 16 y 24 años puede desarrollarse completamente en euskera, y solo uno de cada diez ni lo habla ni lo entiende. En cambio, destacable y preocupante es la inmensa brecha generacional con el grosor de la población de edad más avanzada. Entre los mayores de 65 —es decir, aquella generación educada durante la dictadura—, solo el 22,5% sabe y entiende el euskera, mientras que casi siete de cada diez no tienen ningún conocimiento de la lengua propia. Es por eso que la decisión del gobierno vasco de mantener la división de los tres modelos en la nueva Ley Educativa ha generado críticas entre los defensores del euskera. La secretaria general de Euskalgintzaren Kontseilua considera que la experiencia demuestra que un modelo de inmersión con la lengua vasca como eje vertebrador es lo único que garantiza a las nuevas generaciones "poder apropiarse del euskera", así como alcanzar también un nivel avanzado de castellano.

El conocimiento no se traduce en el uso

Ahora bien, el aumento del conocimiento del euskera no ha llegado todavía a traducirse en un incremento equiparable de su uso. Entre todos los grupos de edad, su uso ha aumentado seis puntos en 30 años: un 22% de la población utiliza el euskera tanto o más que el castellano —en comparación con el 36,2% de vascos que hablan la lengua—. Con respecto a la población de entre 16 y 24 años, aunque tres de cada cuatro jóvenes conocen la lengua, uno de cada tres lo utiliza tanto o más que el castellano, mientras que un porcentaje similar se expresa más en castellano. Hay dificultades, pues, para imponerse como lengua social.

Eskisabel señala la experiencia propia para demostrar que la situación ha mejorado. Explica que durante su infancia en un pueblo de Guipúzcoa, "que ahora parece el centro del euskaldunidad", la lengua "de la calle" era el castellano. Ahora bien, reconoce que no se han llegado a cumplir todas las expectativas de los promotores del euskera. "Nos pensábamos que un incremento del conocimiento se vería reflejado en su uso, y sin duda que eso no ha sido así a un nivel comparable", afirma. Los datos evidencian que solo la mitad de los jóvenes que conocen el euskera lo usan como primera lengua. Así pues, a pesar del esfuerzo por difundirla, "otra cosa es que sea una lengua viva en el ámbito social". "Y aquí es donde radica nuestra preocupación", revela la experta.

Al fin y al cabo, la amenaza de que se encuentra el euskera es la misma que tienen que afrontar tantas otras lenguas regionales por todo Europa y el mundo: la globalización y la digitalización. El fenómeno, de alcance mundial, intensifica la hegemonía de las lenguas más extensas —como el inglés o el castellano— por encima de las lenguas minorizadas —como el euskera o el catalán—, y eso convierte las primeras en más atractivas, especialmente para los más jóvenes a través de las redes sociales y el contenido audiovisual. "Una de las características principales de la globalización y la digitalización es que hace fuerte el más fuerte y debilita el más débil", describe Eskisabel. "Eso hace que cada vez estemos más en peligro". Frente a la amenaza global, la experta pide "políticas lingüísticas muy fuertes" al gobierno vasco. El próximo ejecutivo, que estará encabezado seguro por el PNV o EH Bildu, tendrá la oportunidad de ponerlas en práctica.