Hay días en que el silencio pesa más que una discusión. Días en que miras a la persona con quien compartes techo, platos sucios y contraseñas de Netflix, y te preguntas cuándo dejasteis de buscaros. Es un cansancio sutil, que no estalla como una pelea, sino que se filtra como la humedad, sin hacer ruido. Este fenómeno, cada vez más habitual, ya tiene nombre y diagnóstico: burnout relacional. Según un reportaje publicado por CNN, cada vez más personas se sienten agotadas dentro de su propia relación. No es que falten discusiones; quizás hay incluso pocas. Lo que falta, dicen, es energía emocional: ganas de cuidar, de escuchar, de volver a empezar cada día. Como si la pareja se hubiera convertido en un trabajo extra, pero sin jornada laboral definida ni días de fiesta.

La psicóloga clínica Lisa Marie Bobby explica que el burnout relacional nace cuando una persona siente que pone mucho más de lo que recibe. "Es como regar una planta que no te devuelve nunca la flor", dice. Este desequilibrio puede acabar erosionando el afecto, haciendo que amar parezca una obligación más que una elección.

No es una crisis puntual

A diferencia de una crisis puntual, el burnout no estalla: se instala. A menudo disfrazado de rutina, de apatía, de días que se repiten como un bucle infinito. Y aunque puede parecer inofensivo, el mencionado artículo de la CNN alerta de que puede tener consecuencias graves: ansiedad, insomnio, distancia emocional y, en última instancia, separaciones que con muy de duelo.

Parece duro, sin embargo, ¿qué se puede hacer cuándo amar cansa? Los expertos recomiendan lo que parece obvio, a pesar de ser lo más difícil: hablar. No solo de quién friega los platos o quién recoge a los niños, sino de cómo nos sentimos, de qué necesitamos, de qué echamos de menos. Recuperar la curiosidad por el otro. También es clave reservar tiempo para la pareja que no sea solo supervivencia logística: ¿una cita improvisada, un fin de semana sin notificaciones, un "cómo estás?" sincero.

Y si eso no funciona, los expertos recomiendan buscar ayuda. A menudo, hay gente que cree que eso equivale a fracasar, pero muchos insisten en el hecho de que puede ser clave para salvar la relación. La terapia de pareja, según CNN, puede ser un espacio donde redibujar los límites, entender los silencios y volver a mirarse con otros ojos.

Definir las cosas puede ayudar a identificar los problemas, aunque, a veces, también incluye caer en obsesiones. El burnout relacional no es un final inevitable, pero sí una advertencia. No para que el amor se acabe, sino porque necesita ser alimentado. Porque las relaciones, son un contrato que se renueva día a día. Quizás la clave es recordar que amar no es solo sentir, sino que incluye cosas como cuidar, ajustar, o renovar.