Las mascarillas nos van a seguir acompañando durante un tiempo, al menos en los espacios interiores. Un nuevo estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Waterloo concluye la necesidad de un uso generalizado de mejores mascarillas faciales y la importancia de una buena ventilación para mitigar la propagación de covid-19 en estos lugares.

Los expertos realizaron experimentos usando un maniquí para simular a una persona sentada respirando en una habitación grande. Los estudios mostraron una acumulación significativa con el tiempo de gotas de aerosol (gotas exhaladas tan pequeñas que permanecen suspendidas y viajan por el aire) a pesar del uso de máscaras quirúrgicas azules y de tela común.

“No hay duda de que es beneficioso usar cualquier mascarilla para la cara, tanto para protección en las proximidades como a distancia en una habitación”, asegura Serhiy Yarusevych, profesor de ingeniería mecánica y mecatrónica, y autor principal del estudio. “Sin embargo, existe una diferencia muy seria en la efectividad de las diferentes mascarillas cuando se trata de controlar los aerosoles”.

Investigaciones anteriores han encontrado que los aerosoles dispersados ​​por personas infectadas son una fuente de transmisión del virus SARS-CoV-2 que causa el covid-19, incluso fuera de la zona de distanciamiento social de dos metros ampliamente recomendado por los funcionarios de salud pública.

El estudio mostró que las máscaras más comunes, principalmente debido a problemas de ajuste, filtran alrededor del 10 por ciento de las gotas de aerosol exhaladas. Los aerosoles restantes se redirigen, principalmente por la parte superior de la máscara, donde encaja sobre la nariz, y escapan al aire ambiente sin filtrar.

Mascarilla bolsillo

Por el contrario, las máscaras FFP2, de mayor calidad, filtraron más del 50 por ciento de los aerosoles exhalados que pueden acumularse en el interior y propagar el virus covid-19 cuando otras personas los inhalan.

Yarusevych asegura que la efectividad mucho mayor de las estas mascarillas en comparación con las máscaras quirúrgicas y de tela hace que sean muy recomendables para usarse en ambientes interiores, como escuelas y lugares de trabajo, tanto como sea posible.

Los experimentos también cuantificaron el impacto de los sistemas de ventilación, que hacen circular y reemplazan el aire en las habitaciones, sobre la acumulación de aerosoles. Se encontró que incluso las tasas de ventilación modestas eran tan efectivas como las mejores máscaras para reducir el riesgo de transmisión.

La evidencia muestra que las máscaras de alta calidad y la ventilación adecuada deben usarse en combinación para mitigar la amenaza que representa la acumulación de aerosoles en interiores tanto como sea posible.