Cada vez son más los nutricionistas que prescriben dietas bajas en carbohidratos –incluidas las cetogénicas– a la hora de perder peso y mantenerlo a lo largo del tiempo. Además, también son muchos los estudios que están en los últimos años los beneficios y perjuicios de este tipo de alimentación que cada vez cuenta con más adeptos en todo el mundo.

Ahora, una nueva revisión realizada por expertos de la Universidad de Idaho y publicada en la revista Journal of Clinical Lipidology viene a arrojar algo de luz al respecto. Los científicos apuntan a que estas dietas tienen pros y contras y, por lo tanto, siempre deben llevarse a cabo bajo la supervisión de un médico.

Vegetales

Según revelan, este tipo de alimentación provoca una mayor pérdida de peso que las dietas hipocalóricas altas en carbohidratos y bajas en grasas, además de una reducción del apetito debido, supuestamente, a cambios en las hormonas gastrointestinales. Por lo tanto, pueden ser recomendables para aquellas personas que necesitan perder peso por un período de tiempo limitado (2–6 meses). Además, si se comparan con las dietas que son altas en carbohidratos y bajas en grasas, disminuyen los niveles de triglicéridos. Pueden ser también aconsejables en personas que padezcan diabetes tipo 2.

Sin embargo, los expertos también apuntan una serie de inconvenientes. En primer lugar, son dietas difíciles de mantener y, a más largo plazo, no ofrecen resultados mucho mejores en lo que a mantenimiento del peso se refiere en comparación con las dietas que permiten una mayor cantidad de carbohidratos.

Para aquellas personas que padezcan enfermedades cardiovasculares, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal o enfermedad hepática, si se deciden a hacer este tipo de dieta lo tienen que hacer bajo una supervisión muy exhaustiva por parte de un médico. Además, es un tipo de alimentación contraindicada en pacientes con antecedentes de pancreatitis aguda asociada a hipertrigliceridemia, hipertrigliceridemia grave o hipercolesterolemia severa hereditaria. De hecho, son dietas que pueden aumentar el riesgo de hipoglucemia. Los expertos también sugieren que las dietas que tienen un contenido muy bajo en carbohidratos se han asociado a un mayor riesgo de mortalidad global por enfermedad cardiovascular y por cáncer.

Comiendo

Si una persona decide comenzar este tipo de dieta bajo supervisión médica, debe tener en cuenta en primer lugar, que debe ser algo temporal y que luego debe incluir de nuevo los nutrientes eliminados. En este sentido, debe tenerse en cuenta qué tipo de dieta baja en carbohidratos quiere seguir:

Restringida: Cuando se encuentra un poco por debajo del límite inferior de las recomendaciones (45-65% de la energía diaria total).

Moderada: Cuando los carbohidratos suponen entre el 26-44% del total (130–225 gramos diarios).

Baja: De entre el 10–25% de la energía total diaria (50–130 gramos).

Muy baja: Menos del 10% de la energía total diaria (<50 gramos diarios).