Hace 75 años que los Estados Unidos echaron la primera bomba atómica sobre población civil, en aquella ocasión el blanco fue la ciudad japonesa de Hiroshima. Ante tal catástrofe, y con un aniversario que coincide con un número redondo, son muchos los dirigentes políticos los que han querido recordar aquel funesto recuerdo de la historia de la humanidad, una ciudad completamente arrassada en según.

Uno de los que ha querido recordarlo ha sido Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, quien ha lamentado que Hiroshima sufriera la "devastación y el horror al explotar una bomba atómica". Además también ha aprovechado para hacer un llamamiento a la convivencia y a la paz y a dejar atrás al odio.

El mensaje de Sánchez, a nivel de comunicación política, es impecable. El problema llega cuando, para ilustrarlo, el presidente español ha puesto la fotografía de un videojuego postapocalíptico situado el año 2287, Fallout 4, en ningún sitio de poner la explosión real en Hiroshima o en Nagasaki, una pifia de las grandes.

En defensa del presidente se tiene que decir que la imagen encaja con el imaginario colectivo que tenemos de una explosión de bomba atómica, ya que está presente en muchas películas y demás representaciones culturales, como, en un videojuego.