Ya hace meses, en uno lluvioso 12 de octubre y entre desfiles de militares, Pedro Sánchez explicaba en conversación informal con periodistas que estaba diseñando una profunda renovación de discursos y liderazgos en el PSOE; una remodelación que tendría que haberse efectuado en el congreso federal que el partido celebró en Sevilla el último fin de semana de noviembre. Una vez en la capital andaluza, acorralado por una tormenta judicial que ya estaba en marcha desde hacía tiempo, al presidente español le temblaron las piernas y acabó refugiándose en su núcleo duro. Mantuvo a María Jesús Montero como número dos de la formación y a Santos Cerdán como número tres, aunque ya se habían publicado informaciones que explicaban que el secretario de Organización había sido el encargado de traer a Koldo García a Madrid.

Ahora, más de medio año después, el PSOE celebrará en el cuartel general de la madrileña calle de Ferraz un comité federal que tendrá que servir a Sánchez para buscar una catarsis. Pretende corregir con retraso el error de mantener en el timón del partido a su segundo hombre de confianza salpicado en un caso de corrupción. El presidente que ganó una moción de censura aprovechando la sentencia por corrupción al PP del caso Gürtel está ahora acosado por una trama de cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones en el corazón de su partido. En otro punto de la ciudad, el PP continuará con la celebración de su congreso, que tiene que servir para reforzar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo para encarar su batalla final contra el máximo líder socialista y asaltar la Moncloa. En el encuentro de los populares, todas las miradas están puestas sobre Ferraz. Este mismo viernes, en su inauguración, José María Aznar pidió "prisión" para Sánchez, un castigo merecido para quien negocia con "presidiarios".

Sánchez coloca a una mujer como sustituta de Cerdán y una diputada del PSC como portavoz

Sánchez ha estado escuchando en los últimos días la opinión de ministros, asesores y líderes territoriales de confianza como Salvador Illa sobre cómo puede intentar superar esta crisis. Ha descartado dimitir, someterse a una cuestión de confianza, impulsar una crisis de Gobierno para sustituir a ministros o convocar un nuevo congreso federal. Sí que realizará cambios en la ejecutiva del partido. Después de José Luis Ábalos y Santos Cerdán, la secretaría de Organización del partido recaerá en manos de la valenciana Rebeca Torró, exconsellera de Política Territorial de la Generalitat Valenciana que comandó Ximo Puig. Ahora bien, Torró adjudicó dos contratos a una empresa del caso Koldo durante su mandato; Levantina de Ingeniería y Construcción SL, propiedad de José Ruz, investigado por el Tribunal Supremo. Y para rizar más el rizo, el jefe de gabinete de Torró fue abogado durante cuatro años de esta compañía.

Se daba prácticamente por hecho que Sánchez colocaría a una mujer en la secretaría de Organización con el fin de intentar feminizar la imagen de este poderoso cargo, después de que se publicaran audios entre Ábalos y Koldo en los que hablaban de repartirse prostitutas. Además, el máximo líder socialista ha decidido diluir el poder del número tres del partido y ha designado a tres personas más adjuntas al cargo: Anabel Mateo, Paco Salazar y Borja Cabezón. Y Sánchez también catalanizará el PSOE. No solo la nueva secretaria de Organización será valenciana, sino que coloca a un miembro del PSC en el importante cargo de ser portavoz del PSOE: ha designado en esta posición a Montserrat Mínguez, actual secretaria general del grupo parlamentario socialista en el Congreso y diputada por Lleida. Ella también tendrá una adjunta al cargo: Enma López.

Un cónclave de purga: Sánchez fulmina al núcleo duro de Santos Cerdán

Con la designación de Mínguez como portavoz, Esther Peña deja de ser la cara visible del partido. Pero no será el único miembro de la actual dirección que este sábado abandonará la ejecutiva federal. María Jesús Montero hizo este jueves una ronda de llamadas para comunicar a varios socialistas que a partir de este fin de semana abandonarán la sala de máquinas del partido. Sánchez ha decidido fulminar al núcleo duro de Santos Cerdán; actualmente encarcelado de forma preventiva: deja fuera a su número dos, Juanfran Serrano, así como a Javier Cendón, también uno de los hombres de confianza del exnúmero tres del PSOE. Además, tal como adelantaron fuentes socialistas a ElNacional.cat, a partir de ahora se respetará una norma que marcan los estatutos: no puede haber más de un 10% de los integrantes de la ejecutiva federal compatibilizando otros cargos orgánicos territoriales. Y eso amplía la purga a más personas.

Anuncios como líder del PSOE y como presidente del Gobierno

Sánchez pretende ejecutar un lavado de cara en dos tiempos. En primer lugar, con medidas internas en el PSOE: este viernes anunció una reforma de los estatutos del partido para expulsar a los miembros que hayan consumido prostitución. Y cuatro días después, el miércoles, el presidente del Gobierno comparecerá en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre el caso Koldo. Fuentes de la sala de máquinas de la Moncloa señalan que algunas iniciativas podrían afectar a las empresas corruptoras, que es la gran medida que exige Sumar y otros aliados como Esquerra Republicana. El socio minoritario del Gobierno también pide poner punto final a los aforamientos, un privilegio que tienen los diputados: que solo un tribunal superior los puede investigar y juzgar, y que para hacerlo tiene que pedir permiso a la cámara de la cual es miembro. Esta semana Sumar y PSOE se reunieron en el Congreso para evaluar la salud del Gobierno de coalición, y el encuentro no acabó bien. Yolanda Díaz, de todos modos, ya ha confirmado cuál es su límite para abandonar el ejecutivo: que haya un caso de financiación irregular por parte del PSOE.

 

La tormenta judicial, cada vez más violenta

El cónclave de este sábado se celebrará medio año después del congreso de Sevilla. Pero también más de un año después de aquel comité federal que se convirtió en un acto de apoyo a Sánchez, que estaba clausurado en la Moncloa haciendo ver que pensaba si continuaba o no como presidente del Gobierno. Porque justo había estallado el caso Koldo y la justicia también había abierto una causa contra su esposa, Begoña Gómez. Desde entonces, los rayos y los truenos de la tormenta judicial han sonado cada vez con más violencia, con casos como el del fiscal general del Estado o el de su hermano, David Sánchez. Mientras tanto, cuando la legislatura llega a su ecuador, en el momento más asfixiante de la carrera política de Sánchez, fuentes socialistas admiten la psicosis interna por si la Guardia Civil señala a más compañeros de partido en la trama corrupta del caso Koldo.