Un periodista del Frankfurter Rundschau y otro de la radio pública alemana, ARD, ocupaban esta mañana la segunda fila del público de la sala de plenos del Supremo. Ante el tribunal que juzga al procés comparecía un exdiputado alemán del SPD que estuvo en Catalunya el 1-O, Bernhard von Grünberg. Una mirada incómoda para el tribunal, que ha tenido que escuchar a través de un traductor cómo un político alemán expresaba su admiración ante la "tranquilidad y contención" de la gente que esperaba el 1-O para votar a pesar de la percepción de "amenaza por las posibles actuaciones policiales".
Von Grünberg, de 73 años, fue diputado al Parlamento de Norte Westfalia hasta el 2017 y actualmente se encuentra jubilado, pero continúa con el activismo político.
La incomodidad parece haberse extendido más allá de la sala. Justo la misma semana en que el gobierno francés ha tenido que salir en defensa del estado español después de que 41 senadores galos denunciaran públicamente represión en Catalunya, un diputado alemán y del partido socialista comparecía ante el tribunal que juzga el procés. A pesar de los intentos del abogado Benet Salellas, Von Grünberg no ha concretado que milita en el SPD. Como pista, se ha declarado conocido y amigo de políticos, como Willy Brandt, que "colaboraron en el procés de democratización español". Los estados europeos encajan mal la intromisión en otros territorios.
Von Grünberg, que ha dejado claro que ni su partido ni él son independentistas, ha relatado una situación de largas colas de votantes que tenían que esperar horas sometidas a una situación "de intimidación" ―o "miedo", según la traducción que ha querido matizar el abogado Andreu Van den Eynde de la palabra Angst― y que lo hacían "sin caer en la violencia, que con esta intimidación es fácil que pueda surgir, pero no surgió".
Marchena ha tenido que dedicarse a fondo para sortear la estrategia de las acusaciones para desprestigiar al testigo. También ha tenido que frenar a Von Grüberg, que ha querido abogar por el consenso como salida al conflicto político en Catalunya o ha valorado dentro de la absoluta normalidad que un tribunal constitucional dicte la inconstitucionalidad de leyes. "Viene a valorar hechos, no a hablar de normalidad democrática", ha advertido Marchena.
Descalificar al testigo
A preguntas de la fiscal, Consuelo Madrigal, ha desvinculado al responsable del Diplocat, Albert Royo, de su viaje a Catalunya y ha insistido en que pagó él mismo los gastos, además de relatar que eran las organizaciones independentistas las que habían organizado el referéndum con unas urnas que fueron llevadas a los centros por ciudadanos.
Madrigal ha intentado descalificar al testigo por el hecho de que ya está retirado de la actividad política, pero también por su posicionamiento político en Alemania. "¿Se ha interesado sobre cuestiones similares en su país, como Baviera?", ha preguntado, lo cual ha obligado a Marchena a intervenir para aconsejarle que si pretendía descalificar al testigo, lo hiciera con el informe final. "Sí, lo quiero descalificar", ha admitido.
Un intento similar ha abordado el abogado de la acusación popular y número dos de Vox, Javier Ortega Smith. "¿Sabe que en Alemania están prohibidos los partidos independentistas?", ha interrogado obligando de nuevo a Marchena a frenar este hilo argumental y a advertir que el objetivo no era abrir un debate con el testigo sobre lo que está permitido o no en Alemania. Ortega ha continuado preguntando sobre si la actuación de la policía habría sido diferente en Alemania, y también aquí ha tenido que saltar el presidente de la sala.
El segundo testigo internacional, Helena Catt de Nueva Zelanda, ha quedado pospuesto para las cuatro de la tarde, dado que este mediodía hay convocada una reunión de la Junta Electoral Central, de la cual forman parte dos de los miembros del tribunal. No obstante, los dos miembros del tribunal, Luciano Varela y Ana María Ferrer, no han participado en la primera parte de la reunión en que se abordaban cuestiones que afectan a Catalunya.
Cuando ha acabado la declaración, los dos periodistas alemanes han salido detrás del exdiputado, mientras el público intentaba saludar a los presos, a los cuales, desde el lunes, no se les permite acercarse a los presentes. Hoy, sin embargo, había unos amigos de Jordi Cuixart venidos de Sabadell y de Londres, expresamente. Han insistido en hablar con el presidente de Òmnium y, conminados a salir por la policía, se han esperado en la puerta, mientras intentaban intercambiar saludos también en el pasillo.